Haradim II

El regreso de los héroes

viernes, 30 de enero de 2009

Fecha 2: 25/01/2008

Elgart

Los orcos compañeros de Zug comenzaron a revisar bajo la nieve debían encontrar cual era el mejor lugar para instalar la carga. A lo lejos comenzaron a escucharse los chillidos de las criaturas voladoras de los Taras y no pasó mucho tiempo hasta que dieron con ellos. Cuando se acercaron Jazir ensartó a tres con sus flechas, dos fueron contra Thelmos, que los remató. También atacaron a Zug que enseguida se puso en guardia con sus martillos. Lograron alcanzarlo con las lanzas al grito de “¡¡Muere maldito orco!!” y las mismas se quebraron dejando las puntas clavadas en el cuerpo del orco, pero Zug contraatacó. A uno de ellos lo golpeó con el martillo tan fuerte que lo hizo caer por el barranco, al otro le partió las costillas al propinarle un golpe con ambos martillos en el pecho.
Jazir creyó matar al último pero uno más venía en carga y aferró a Thelmos de los hombros con sus garras, lo levantó y lo arrojó a los pies de Zug. Los Taras tenían rodeado al orco y al quedarse sin lanzas sacaron espadas largas. Zug notó que eran viejísimas y de muy mala forja, vio como un Taras atravesó el cuello de Thelmos que estaba muy malherido sobre el suelo y la nieve se tiñó de rojo bajo él. Un Taras volador se arrojó sobre Zug y Jazir le dio con sus flechas que silbaron cerca de los oídos del orco. Zug esquivó las garras de la criatura y vio como descuartizaba a uno de los Taras que había dejado inconsciente.
Thelmos en un último acto heroico tomó la cadena, la agitó varias veces y la sujetó a las patas de la criatura voladora.
-Buena suerte- fueron sus últimas palabras mientras se arrojaba al barranco y las cuchillas de su cadena cercenaban las patas de la montura que chilló por el dolor.
En ese momento Zug escuchó:
-¡Lo tenemos jefe!
Zug calculó que tenían veinte minutos más o menos, o hacían explotar todo ahora o buscaban lugar para una carga más. Decidieron seguir buscando y encontraron otros dos posibles lugares. Zug dejó a un ingeniero a cargo de ese lado del paso y él fue a detonar la carga sobre el otro lado. Pero cometieron un error, había un Taras llorando sobre su montura muerta y sea por negligencia o piedad no lo mataron. Él sacó una espada para quitarse la vida, o eso creyeron, porque lo que tenía en sus manos era un cuerno, y lo hizo sonar.
Las montañas comenzaron a plagarse de monturas negras de Taras. Ya no había tiempo y tuvieron que detonar los explosivos. Por el paso en ese momento cruzaban tres kyloons con armas de asedio. Habían cruzado ya las unidades livianas de orcos azules, la caballería pesada y la liviana. Los orcos negros vestían armaduras completas, llevaban espadones y escudos con púas o “rompe escudos”.
Jazir les indicó a sus acompañantes que luego de la explosión se refugiaran en el bosque y así lo hicieron. La explosión del lado de Zug bloqueó el paso, pero la del ingeniero orco no explotó del todo, si bien logró sepultar parte de la caballería. Zug se dirigió al bosque como habían acordado pero Jazir había desaparecido. Los Taras sobrevolaban el paso, ahora bloqueado.

Jazir se quedó cerca del paso y los Taras lo vieron. De una de las monturas descendió un hombre al que reconoció como Lord Giberson, un adinerado comerciante de Josper que había comerciado con su madre Calista, conocido opositor de Sviden y aliado incondicional de la Inquisición de St. Cuthberth.
-No lo puedo creer, Jazir Baenre ¿a qué se debe el placer de que nos explote el paso?
-Ah… ¿eso fue el ruido? Yo solo pasaba por aquí… (1)
Pero no iba a lograr engañarlo tan fácilmente. Él sacó una flecha de uno de los muertos y le dijo:
-¿Esto es una flecha cadormen no?- y se la tendió.
-Sí… puede ser…
-Puede ser que alguno de sus hermanos haya estado por aquí.
Obviamente lo subieron a una montura y lo llevaron prisionero al desierto. Pasó sobre el campamento orco, muchos vestidos con pieles y cascos con cuernos bajo un estandarte rojo. Se acercaron a los tres kyloons de la retaguardia. Sobre la terraza lo esperaba Emme, luciendo dos cuernos y unas impresionantes alas rojas de murciélago que la cubrían como si fuera una capa. A su lado estaba Jovian, su fiel servidor.

Iskander y Burgen aceleraron el paso. Uno de los hombres de Rittardast le dijo a Trenton:
-Principe, vimos movimiento de Taras sobre Armellas, hay humo allí.
Trenton envió a un pájaro a que le informara sobre el asunto y el ave pareció confirmarlo.
Justo cuando se acercaba a hablar con el general Iskander escuchó que Burgen decía: “Estos son nuestros hermanos de armas. Yo también soy un caballero de Haradim”
Trenton vio a Iskander sentado sobre una roca, la lanza sobre sus rodillas y el semblante pensativo. Estaba visualizando el terreno a la distancia con clarividencia. Enseguida llamó a Burgen y a Trenton y les dibujó el mapa en el suelo con su espada.
-Vamos a hacer lo siguiente: sugiero preparar una carga de caballería con escudos en alza. La idea es romper sus filas. Necesito una escuadra de los mejores arqueros para destruir las armas de asedio, pero lo primero va a ser destruirles la infantería. Yo voy a comandar a la caballería, una vez que hayamos quebrado sus filas, Burgen va a destruir a sus arqueros orcos.
-Entonces yo me encargo de las armas de asedio- dijo Trenton.
-Antes de destruirlas fijémonos si podemos recuperar algunas para utilizarlas contra ellos. Ahora levantemos el campamento, vamos a descansar más adelante.
Alaia le dijo a Iskander que se adelantaría con los centauros hacia Rittardast, ese era un buen punto de defensa, y partió con su escuadrón.
Iskander habló con su amigo Mael, él estuvo muy feliz con la misión que le asignó su capitán:
-Vas a tener una tarea única y específica, cada arma de asedio que veas: “blum”.
Él lo miró emocionado, con una sonrisa de oreja a oreja, no había otra misión que le hubiera gustado más.
-Deberías casarte, te calmaría un poco tanta tensión…

-¡La orden de Burgen!- escuchó Iskander gritar y se unió al grito orco.
-No, la orden de Burgen no- dijo él.
-¿Y cómo quiere que nos llamemos? Ahora no tenemos una tierra con la que podamos identificarnos.
-Ya tendremos otra tierra. Hey- le llamó la atención a Trenton- ¿por qué demonios tengo una armadura con un fénix en el pecho?
-Es un tesoro de nuestra familia, es el símbolo de la casa de Aris- como si Burgen supiera lo que era eso- Siempre estuvo en la familia.
-Entonces seremos ¿la orden del fénix?… (2)
-La orden de Burgen suena más orco.
Pero había algo más que Burgen quería saber, por qué lo había elegido Témpano.
-Bueno, como quieran- finalizó.

Lile sabía que en Agun había matado fácil treinta mil enemigos ella sola, era demasiado poder, recordó las palabras de su tío Eglas, él era ahora la única familia que le quedaba así que decidió ir a buscarlo. Antes de esto había ido a ver a Goran, su amiga Nike le había pedido que por favor lo ayudara.
-Que bueno sería tener a Eglas con nosotros ahora, me pregunto donde estará- le dijo él.
-Está en Asgard- y pensó “Sí, iré a buscarlo”.
De camino le pidieron que lleve a Jazir, Zug, Thelmos y dos orcos más que tenían la misión de volar el paso de Armellas. Solo fueron unos segundos. Dejó a sus compañeros y desapareció para llegar a un pueblo de montaña, justo frente a la casa principal. Era toda de madera y ostentaba los característicos cuernos vikingos. Afuera estaba nevando copiosamente y hacía mucho frío. Vio que no muy lejos, en la montaña, había una especie de arcada y se dirigió hacia allí. Mientras iba caminando los campesinos la saludaron. La ladera estaba sembrada de tiendas de pieles, parecía un ejército esperando órdenes.
Cuando abrió la puerta lo primero que vio fue una gigantesca osa polar parada en sus dos patas traseras, vestida con una túnica larga de color blanco. Esos últimos días había visto muchas cosas, pero eso fue lo más extraño.
-Ah! Te estaba esperando Lile, pasa por favor- le dijo.
Ella pasó mirándola fijamente. Al fondo del salón había un trono vacío, lo custodiaba un ejército de valkirias, mujeres con armaduras doradas al mando de Odin. Al fondo vio a su tío Eglas, a su lado una niña muy bonita que portaba una espada, era el colmillo de Fenris, y era más grande que ella. A su lado la custodiaba Hakkan, su guardián y más allá un anciano con una túnica de plumas negras, su nombre era Corax.
-Soy Barrai, la Madre Oso.
-Mucho gusto- le respondió Lile.
-Este es mi templo, y ese es tu trono.
-Elabore un poco más la respuesta- le dijo sorprendida.
-Tu tío nos habló de tu pasado, nos dijo que eras la hija de Gwen. Ella representó a la deidad de la naturaleza en la Tierra, a Danwe, como antes lo había hecho Luna, y ahora es tu turno.
Ella todavía no se sentaba en el trono. Su tío Eglas le dio una palmadita en la cabeza.
-¿Y qué pasó con la justa retribución? ¿Cómo naturaleza?
-Tu madre, y ahora vos, son las enviadas de Danwe a la Tierra. Sos prácticamente una diosa.
Shana la niña del colmillo parecía bastante asustada, y se paró al lado de Lile.
-Sigo subiendo la escalera en vez de bajar…- dijo Lile.
-Yo no entiendo mucho de esto tampoco- le dijo Shanna.
-¡Shanna!- le llamó la atención su guardián.
Al fin Lile se sentó en el trono y las valkirias golpearon lanza contra escudo, todos se inclinaron ante ella.
-¿Y cómo encaja Broker en todo esto?
-El nacimiento de la enviada señala el inicio de una nueva era. Empezó con Luna, luego con Gwen en la segunda Guerra del Caos y ahora con vos. Pero al no haber más esencia los dioses no pueden volver, tú no eres la diosa pero sí tienes un vestigio de su poder, suficiente para considerarte una diosa. (3)
-Necesitás descansar- le dijo Eglas- Odin me cedió a su ejército para asistir en la defensa de Haradim.
-Van a tener batalla, venía a buscarlos para eso.
-¿Qué van a hacer los demás?
Lile pidió un mapa, pero se dio cuenta que aún así no podía explicar la estrategia.
-Si mal no recuerdo el enano quería hacer una muralla aquí para encerrar a Emme. Habían ido a cubrir el paso de Armellas.
Decidió que sería mejor ir a buscar a Zug. Le tomó un segundo llegar a su lado.
-¿Tú sabes de estrategia? ¿conoces el plan?
-No…- Lile no lo podía creer (4)- Nos íbamos a encontrar en Rittardast. Además falta Jazir…
-¿Cómo que falta Jazir?- dijo mirando a un lado, luego al otro.
-No volvió después de la explosión. Nos íbamos a encontrar en el bosque.
Lile decidió que era mejor volver, no se podían quedar ahí mucho tiempo, los Taras estaban cerca, decidió que después iría a buscar a Jazir.
Cuando llegaron, Eglas se presentó.
-¿Lile?
-Él es el ingeniero Zug, creo que sabe el plan mejor que yo…
-Se equivocó, no sé el plan- dijo quitándose las puntas de las lanzas. Madre oso apoyó su pata en el costado del orco y dejó de sangrar. (5)
Zug les contó que la parte del plan que a él le correspondía era volar el paso de Armellas, de allí debería reunirse con el capitán en Rittardast. Al volar el paso habían ganado unas veinticuatro o treinta y seis horas hasta que lograran recuperarse.
-Aún pueden cruzar el paso de Hendial, al Norte- informó Eglas.
-Volemos ese paso también, si hay recursos…
Eglas le señaló a Lile.
-Ah! Usted se refiere a una forma mágica. Yo le puedo indicar donde debe ser el impacto- Decidieron que iban a hacer eso y Lile se lo comunicó a Iskander.
-General.
-Pendeja, disculpe, sacerdotisa ¿dónde estás?
-En Asgard. Encontré a mi tío, pero ni Zug ni yo nos acordamos del plan.
-Trataremos de tomar el paso. Solo dennos más horas.
-Tengo un ejército aquí.
-¿De qué estamos hablando exactamente?
-Muchos vikingos furiosos y dispuestos a morir.
-¿Cuántos?
-¿Cuántos tío?
-Cuarenta y cinco mil.
-Una cifra nada despreciable- dijo Iskander- escuchame Lile ¿qué chances hay de destruir el otro paso?
-Estamos en eso ahora con Zug.
-Saludos al ingeniero (6) ¿Qué pasó con Jazir? ¿Pudo encargarse de su hermana?
-Desapareció.
-¿Murió?
-No, murió Thelmos- al capitán Iskander esta noticia no le hizo nada de gracia.

Nike iba camino al lago de Cyro junto a la división de Leconte, Davon se separó de Eneas y retrocedió para hablar con Goran. Cuando comenzó a hablar Nike no entendió ni la mitad de las cosas que estaba diciendo. ¿Que Sviden era un “pluma de plata”? ¿qué demonios era eso y qué tenía que ver con la pluma que les mostrara su tío Jazir? Además se enteró que Sviden era un esbirro de Vekna, todo le hubiera cerrado más si hubiera sabido quien era ella. Pero Goran parecía saber más. Mencionó también que él y el padre de Goran pertenecían a la orden de caballeros de Alexia ¿y esa quien era? En fin, lo único que pensaba en esos momentos era que debían ir a Imerion a hablar con Sviden. Nike le preguntó a Davon qué quería su antiguo maestro pero él no supo qué responderle.
Goran le preguntó qué iban a hacer.
-No sabemos nada, primero me gustaría saber dos cosas, número uno: quiénes son nuestros enemigos, número dos: quiénes son nuestros aliados.
-Pregunta fácil la tuya…
-No dije que fuera fácil. Me gustaría saber qué quiere Sviden, si nos va a ayudar o no.
Llegamos al pueblo, no era muy grande, había pocas casas de madera, y había que descansar un poco hasta seguir viaje a Imerion, o allí pensó Nike que se estaban dirigiendo.
-Deberíamos descansar aquí, creo que nos merecemos un descanso ¿no?
-Sí- Nike le sonrió. El escuadrón se dirigió hacia Van a las orillas del lago de Cyro. Todo el pueblo se preparó para darles comida y alojamiento porque con ellos iba Eneas, sumo sacerdote de St. Cuthberth.
-Lo que puede hacer el poder- comentó Nike mientras comían.
A ellos dos le dieron una habitación y se fueron a “dormir”.
-Al fin solos- dijo Goran y sirvió dos copas de vino. Pero lo que parecía que iba a ser una noche de pasión terminó siendo una noche de terror. Caricia va, caricia viene y luego de un beso apasionado Goran de repente miró por la ventana. (7)
-¿Qué pasó?- le preguntó Nike- ¿Qué viste?
Ella se aprestó a mirar hacia el ocaso y vio la imagen de un enorme esqueleto sobre las colinas al sur. Poco a poco una enorme criatura de veinte metros de alto fue apareciendo, eran cuatro en total. Escucharon gritos afuera y ambos se apresuraron a colocarse las armaduras y tomar las cimitarras, eso no podía ser nada bueno.
Cuando salieron vieron a Davon y a Eneas preparados para el combate, frente a ellos los fusileros de Josper preparando los rifles. Dispararon a las primeras sombras y las atravesaron como si fueran agua. Al final de la fila un hombre con armadura completa, casco y lanza los dirigía. Nike alcanzó a ver un mechón de pelo blanco y pensó: “cadormens”.
Goran la agarró de la cintura y la besó, luego desenvainó las cimitarras que habían pertenecido una vez al padre de Nike y se dispuso a combatir. Davon arrojó un rayo de luz blanca que disipó las sombras. Nike sintió malestar en la vista, pero no le importó ahora tenía un único objetivo, el líder. Para llegar hasta él cruzó por las sombras, hasta ahora no se había atrevido a usar esta habilidad, pero el peligro que corrían lo justificaba. Todo estaba completamente oscuro y vio dos puntos de luz, eran Goran y Davon. Pero el cadormen que los dirigía la vio como si nada y también entró al mundo de las sombras. Nike llegó donde estaba el líder que bajó de la montura y le hizo señas para que se acercara a combatir. Ella lo atacó sin pensarlo pero no logró hacerle daño, sin embargo él sí la dañó y el golpe hizo que se desconcentrara y saliera abruptamente del mundo de las sombras. Ahora ya estaban rodeados. No vio más a Goran y a Davon pero a lo lejos estaban centrando el ataque en un punto. Temiendo por su marido corrió hacia allí mientras veía como en el cielo comenzaban a arremolinarse nubes negras, pero no pudo marcharse. El cadormen la golpeó con la lanza, una, dos, tres, cuatro veces y la dejó muy herida sobre el suelo. Ella intentó salir de su rango pero no pudo hacerlo. Cuando iba a rematarla vio que le detenían la lanza a su enemigo. Era Goran que brillaba con una luz dorada y tenía dos pares de alas a su espalda. “¿Alas? Los únicos seres que pueden llegar a tener alas son los Aasimar” pensó.
Pero eso era lo de menos, él la había salvado una vez más.
Golpeó al cadormen con la cimitarra y logró dañarlo pero él le clavó la lanza en el medio del pecho. Nike miró la escena con terror. Desesperada intentó volver a atacarlo pero ninguno de sus cuatro ataques dio en el blanco. (8)
-Andate, ahora- le dijo Goran.
-No voy a irme- como si pudiera volver a cometer ese error otra vez.
-Tenemos que irnos ahora.
Goran la tomó de la mano y corrieron entre los enemigos mientras Davon y Eneas los cubrían. Cabalgaron hacia Agun, no había más opciones, Imerion aún estaba muy lejos. Atrás vieron a los striders que los perseguían. Los caballos exhaustos los dejaron a las puertas de Agun. Nike notó que Goran parecía triste por algo.
-¿Qué pasó?
-Davon está muerto- ella lo abrazó. Juntos subieron a la muralla. Ya estaban allí, un mar de cadormens dispuestos a aniquilarlos. Eran siete mil contra cinco mil. No era demasiada diferencia en número, pero sí en poder. Los fusileros de Leconte disparaban inútilmente a las sombras, parecía que no habían aprendido nada en el pueblo de Van.
El lider de los cadormen se plantó al frente del ejército y solicitó:
-¡Entreguen a la heredera!
Goran escupió sobre la muralla, no iba a dejar que se la lleven. Pero Nike desde ese momento supo lo que tenía que hacer.


El ejército descansó en Rittardast, la gente del pueblo los alimentó con lo que tenía. Iskander le dijo a Trenton:
-Llevate a tu gente, que los civiles evacuen la ciudad- y Trenton se dispuso a cumplirlo.
Allí estaba Anya, caballero de Haradim que había peleado con Iskander en Gaia.
-Señor, soy un caballero de Haradim y pretendo ir con la unidad.
-Está bien, siempre tendrás un lugar aquí, vas a ir con los arqueros de Trenton ¿entendiste como es el plan?
-Sí- le respondió ella.
En Armellas estaban usando grúas para subir los cañones. Burgen e Iskander buscaron a los orcos para saber su posición, pero no pudieron hacerlo, Emme les estaba bloqueando la “visión”.
Jazir fue conducido hacia el kyloon de su hermana y la vio mirando hacia Armellas, sus ojos totalmente rojos, un aura del mismo color rodeándola.
-Vos contra mí ¿te atrevés pendeja?- la desafió Iskander.
-Algún día Iskander, algún día.
Cuando llegaron al punto donde se suponía debía estar el ejército enemigo, el lugar estaba desierto. Trenton miró hacia las montañas había movimiento allí y en los kyloons había mucha gente. Iskander también vio a toda la fuerza dividida en las montañas.
-Es bueno lo que hacés, pero vas a tener que salir algún día- dijo Iskander.
-¿Qué pasó?- le preguntó Alaia.
-Están todos en las montañas, mandá un mensaje a Torin.

Zug no sabía mucho de magia, así que decidió averiguar un poco más, volar un paso no era tarea sencilla.
-¿La idea es volar ese paso no? Contame la explosión que podés hacer- le preguntó Zug.
-Yo te explico- le dijo Shanna- Va a tirar un rayo del cielo.
-¿Qué tan preciso es?
-Puede colocar el rayo exactamente donde usted indique.
-¿Con uno por lado te alcanza?- le preguntó Lile.
-Sí
-Los va a ver a mucha distancia.
-Eso no importa ahora, ¿Cuánto tiempo entre cada uno?
-Diez segundos.
-Dame media hora para ir a investigar y te digo donde colocarlos.
Cuando llegaron Zug observó el terreno y comenzó a colocar varas de madera donde era más conveniente. Lile esperó y a su orden descargó dos columnas de rayo que bajaron desde el cielo hacia la montaña. Hubo un temblor y las piedras que cayeron bloquearon completamente el paso. Lile escuchó una voz que le decía:
-Ah! Por fin alguien que puede contra mí.
-Emme, tanto tiempo.
-¿Con quien hablás?- le preguntó Zug.
-Con nuestra archienemiga.
-¿Te puedo dar una idea?- le sugirió Emme.
-¿Involucra palancas?
-Juntate con tu amigo Iskander, te va a necesitar. Ah! Y te voy a mandar un regalito.

Jazir vio a su hermana desde el cielo, allí lo llevaron Lord Giberson y sus hombres.
-¿Qué hacés acá? ¿qué querés?
-Vine a hablar con vos…
-No te quiero más conmigo, no soy más tu hermana- y con un movimiento de su mano lo hizo volar sobre las montañas.
Lile vio caer a Jazir del cielo e invocó a un ángel para que lo llevara a tierra. (9)
-Andá con Iskander él te necesita más.
-Necesito que me lleves a Agun- le dijo Jazir.
-¿Viste? Las obligaciones que vienen con el poder.
-Callate puta- la insultó.
Al instante le mandó un mensaje a Eglas.
-Tío cambiaron los planes, voy a llevarlos a estos con el general. Nos pueden encontrar allá.
-Nos vemos allí entonces.

Iskander decidió preguntarle a Trenton.
-Necesito saber si entre tu gente hay algún clérigo…- en ese momento recordó que allí estaba Jesavé, la madre de Nike, así que Burgen y él fueron a visitarla.
-Dama Jesavé.
-Capitán.
-Hemos venido a pedirle un favor. Involucra matar a su hermana- le dijo fríamente.
-Yo ya no tengo hermana. Si está hablando de ella cuente conmigo para lo que sea.
-Necesitamos ir hacia el campamento ¿puedes darnos un escudo para que no nos vea? Sino bajamos a Emme esta guerra se perderá.
-Tengo miedo de que ella tenga más poder que yo.
-Tendremos que arriesgarnos. Aquí Trenton relizará una maniobra de distracción, ya que su hermano ha fracasado en detenerla lo haremos nosotros.
-Puedo hacer algo… transformarlos en pequeños animales. Dos moscas no le van a molestar en anda. Tres moscas…
-¿Usted vendrá?
Ella asintió. Antes de marchar Burgen se acercó a los mariscales y les dijo que iría en una misión junto a Iskander.
-¿Es necesario que vaya usted?
-Es necesario. Debo matar a una maga, es Emme, creo que escucharon hablar de ella. Ayuden a proteger a la fortaleza.
-A sus órdenes.
Iskander le dio la misma misión a Milo y a Anya.
-Nos vemos al rato.
Jesavé activó el sortilegio y tres moscas volaron hacia el campamento orco.
En ese momento llegó Lile junto a Zug y a Jazir.
-¿Dónde está Iskander?- pregunto Jazir apremiante.
-¿Dónde está mi guardaespaldas?- dijo Lile
Trenton les explicó el plan y preguntó a Zug cual sería un buen insulto para que los orcos salieran de las montañas.
-¿Por qué no vamos con un cañón? Después confiemos en las moscas…
-Decidieron que iban a usar las catapultas y les arrojarían banderas de Orogun incendiadas. Se pusieron en marcha y no pasó mucho tiempo hasta que los orcos furiosos comenzaron a armar los cañones y a descender de las montañas montados en criaturas parecidas a dinosaurios. Cuando comenzaron los cañonazos, los caballos se encabritaron y Trenton ordenó la retirada. Aún así había logrado el objetivo, las moscas habían llegado a su destino. Jesavé los volvió a su forma normal, buscaron a Emme pero ella no estaba por ningún lado.
-Puedo hacerme pasar por ella- les dijo, y era verdad, eran prácticamente iguales. Jesavé ordenó- ¡Que están haciendo pedazo de inútiles!- les gritó- Los que vuelven son el enemigo ¡aniquílenlos!
Los orcos se miraron confundidos y comenzaron a atacar a sus propios compañeros.
-La fortaleza es de ustedes.
Iskander estaba furioso, Emme se había escapado, pero ahora el paso de Armellas volvía a estar bajo su control. Tendrían que buscar otro paso para cruzar, estaba Nuredum, o Agun, o las madrigueras. Se preguntó por qué habían sido tan estúpidos de no bloquearlas “Ese es problema de Rittardast” su antiguo rey era un idiota.
-Lile ¿dónde estás?- le preguntó Iskander.
-Mirando como cañonean a los orcos.
-¿Podés decirme donde está Emme?
-¿Dónde está Emme?
-¿A quién le preguntaste?
-A Jazir, me lo regalaron.
-¿Dónde está tu hermana?
-Muy atrás de todo el ejército- le dijo el cadormen.
En medio de la confusión Trenton y las tropas de Burgen atacaron a los orcos en retirada e hicieron una masacre.
Los orcos comenzaron a irse por el paso, Emme ya había ordenado la retirada.
-Vamos a buscarla- le dijo Iskander a Jesavé.
-Tranquilo, lo de hoy fue un golpe de suerte. Ganamos solo una batalla, no la guerra.
-Ahora nosotros deberíamos contraatacar. Nosotros no vamos a salir, pero ellos van a entrar, cuando ellos se muevan nosotros también nos moveremos. Ella es la principal amenaza, necesitaremos su ayuda.
-Yo ya estoy cansada de la guerra. No tengo ganas de seguir. La guerra me quitó a mi esposo, a mi hija, a mi gente.
-Entonces huya cobardemente y vaya a esconderse a su bosque.
-Le recuerdo que usted se ocultó en nuestro bosque. No me moleste más, mate a quien tenga que matar.
Jesavé se marchó, pero Burgen tenía una pregunta más:
-Puedo hacerle una pregunta ¿de dónde salió esto?- dijo señalando su armadura.
-Yo no se la di, fue Amelia.
-¿No tiene idea entonces?
-No.
-Suerte en su camino, que no pierda a nadie más.

Nike estaba sobre la muralla cuando escuchó al cadormen. Era evidente que iban por ella. Vio como los fusileros de Josper de Leconte intentaban inútilmente atravesar con sus balas a las sombras una vez más sin hacerles ningún daño.
¿Por qué tenía que ser justo ella la heredera a no sé que casa de Garrat? Ni siquiera sabía donde quedaba eso.
El único que podía hacerles algo era Goran que con su espada les arrojaba ataques que eran destellos de luz. No eran demasiados más que ellos, pero desde la fortaleza no podían dañarlos. Si seguían esperando así, como mucho aguantarían el paso un día y no podía permitir que eso sucediera. Nike sabía que no podía hacer más que comandar a las tropas desde lejos, sus habilidades no podían hacer nada contra las sombras, como tuvo que sufrirlo en el pueblo de Van. Sabía que solo había una opción. Agarró a Goran de la mano y lo besó como si fuera la última vez.
-No te preocupes por mí. Nos vemos a mi vuelta- y en ese instante desapareció de su lado para aparecer frente al general enemigo. Él se sorprendió al verla.
-Detengan el ataque a la fortaleza, si lo hacen, me iré con ustedes.
El general se arrodilló ante ella, al igual que los demás cadormen que lo seguían. Todos exclamaron un grito de triunfo.
-Orion D’zees- se presentó el jefe de los cadormen y le tendió la mano.
-Nike Baenre- dijo ella y la tomó.
En la fortaleza Goran vio como detenían el ataque y Nike se iba con ellos. Al instante se contactó con Iskander y Burgen.

-Hay que saber primero sus movimientos, enviemos un grupo de scouts. Si hay algo que no soporto es la cobardía- ese día Iskander estaba realmente enfadado- Justo huir cuando la mano está a favor nuestro. Burgen, ayudame a buscar.
Cuando vieron sobre Agun, los sorprendió el ejército de cadormens a sus puertas, en ese instante escucharon a Goran…
-Iskander, Burgen- los contactó desesperado.
-Goran ¿Qué está pasando allí?
-Se llevaron a Nike.
-Calmate- le dijo- ¿ella se fue por propia voluntad?
-Si…
-Bien, alguien que sí piensa.
-Como “bien” ¡es mi mujer y se acaba de ir con el enemigo!
-¡Andá a custodiarla entonces! Si yo pude acostarme con la reina, tú también puedes hacerlo.
Burgen ya lo sabía, pero Lile lo miró con sorpresa. Todos lo habían escuchado.


(1) ¡Qué excusa más vieja y barata! ^^
(2) “¿Qué sos, Harry Potter?” XD (Draften dixit).
(3) Para más información consultar los archivos de “Haradim, la Guerra del Caos” que aún no termino de escribir :P
(4) Y toda la mesa se mató de risa.
(5) “Ah! ¿Estabas herido?” (Lile dixit).
(6) “Decile que esos orcos amigos suyos están todos borrachos” (Draften dixit)
(7) y no faltaron comentarios como “Y bueno, es la vejez” “los años no vienen solos” o “Te juro que es la primera vez que me pasa” XD
(8) Sí, ¡saqué unas tiradas de mierda! (y además una la pifié, soy horrible).
(9) “¿Tiene que ser de nivel 9? Espero que tu vida lo valga” XD (Gonza dixit).

miércoles, 21 de enero de 2009

Fecha 1: 18/01/2008




Haradim II – El regreso de los héroes.


Un nuevo amanecer despuntaba en el Paso de Agun, no era la primera vez que los rayos del sol enrojecían el campo de batalla.
Iskander estaba al mando de un ejército de cuatro mil enanos dispuesto a no dejar caer la muralla, miró a su derecha, luego a su izquierda y ningún caballero de Haradim lo acompañaba. La brisa que se desató del este peinó sus rubios cabellos y le trajo un recuerdo de su infancia, caminaba por las calles de Lessender de la mano de su padre, un bardo cantaba una canción. Era un canto de honor y gloria relatando una batalla épica en la que los caballeros de Haradim habían sido los protagonistas y vencedores.
“¡Papá, papá! Yo quiero ser un caballero de Haradim cuando crezca”. Y ahí estaba él ahora, esperando a un contingente orco que los superaba cincuenta a uno... por la gloria.
Nike vio que era inminente la caída de la primera muralla y ordenó la retirada. Había decidido combatir en primera línea en lugar de Thelmos, ahora tenía algo que proteger y no le importaba morir por eso. Cuando vio que los orcos estaban a punto de alcanzarla miró hacia la muralla, allí estaba lo único que deseaba ver antes de morir. Pero en ese momento vio que su tío ordenaba el impacto de una de las catapultas en su dirección y los cuatro orcos que la perseguían se hundieron bajo la gigantesca roca. Vio a Iskander que abría paso y supo que aún viviría un tiempo más.
Atrás Burgen estaba impaciente por salir, no podía esperar más, su capitán estaba delante de la segunda muralla y a él lo había dejado relegado junto a la caballería. Alaia la centauro estaba junto a él.
“Acá empezó todo… ¿Te das cuenta no?” Él ya había tenido que vivirlo. Esa era su casa.
Goran estaba en la muralla junto a Jazir, disparando al grueso del contingente orco mientras el cadormen daba cuenta de los que pasaban, pero en un momento ya fueron demasiados. Vio a lo lejos a Thelmos que tiraba una flecha y dos bandos orcos se separaron y comenzaron a combatir entre sí. La misión suicida había sido un éxito, habían matado a los clérigos de Orogun. Los orcos de Nazur empezaron a empujar a los orcos azules, rojos y negros lejos de la muralla. El caos se apoderó del ejército orco.
Iskander enseguida ordenó que abrieran las líneas de defensa y dejó pasar a la caballería, Burgen y Alaia a la cabeza cabalgaron sobre el mar embravecido de orcos. La maniobra de avance y retroceso terminó de alejar al desierto las oleadas orcas. Mientras, los pocos que habían logrado penetrar la fortaleza, eran muertos por los arqueros. Y él océano comenzó a retroceder hacia el Norte.

Zug marchó con los orcos de Nazur. Él era un ingeniero y comenzó a escuchar rumores de su gente en el campamento.
“¿Cómo nos podemos estar asociando con esta gente?” y Zug recordaba lo despiadados que habían sido los taurans cuando habían combatido contra ellos. Era verdad que todos creían en el mismo dios del desierto que les pedía conquistar las tierras del otro lado de las montañas, pero esto Nazur no lo compartía. En los últimos veinte años, Nazur había pasado de ser una pequeña ciudad a una metrópolis con granjas, habían comenzado a comerciar y se había instalado la primera universidad. Zug había sido uno de los primeros egresados junto al warlord que los dirigía actualmente. Además se habían encontrado ríos bajo tierra por lo que ya no era una necesidad básica para Nazur “ir a conquistar las tierras del oeste”. Y el general al mando le dijo a Zug:
“Mayor, evite disparar, iremos en la retaguardia, el warlord no está convencido de seguir esta campaña”.
No pasó mucho tiempo hasta que vieron en erupción al volcán de Nazur, que literalmente se estaba tragando a la ciudad. Los diques de la presa que contenía la lava explotaron y muchos orcos retrocedieron para ir en ayuda de sus familias. Un nuevo rumor corrió entre los orcos de Nazur: “¿Y si los hacemos perder? Ellos nos hacen avanzar mientras desprotegemos nuestra ciudad y la destruyen ¡Mayores conmigo!” Todos se presentaron ante el warlord diciéndole que su plan era perder y que iban a permitir al enemigo matar a los clérigos de Orogun. En ese momento vieron venir volando a un dragón que cargaba a dos personas entre sus garras, era Iskander. Todos estaban heridos y fueron a estrellarse directamente en Agun.
“Ese es el general de ellos” les informó y la orden siguiente fue “No intenten detener a los que quieran matar a los clérigos de Orogun”.
En plena batalla y en el fragor del combate, Zug alcanzó a ver a dos elfos infiltrándose entre los orcos. Uno de ellos lo miró y siguió su camino. Zug como habían acordado hizo como si no hubiera visto nada. Poco tiempo después vio caer la bandera blanca de Orogun. El Caos, sin riendas que lo contuvieran se apoderó de las líneas orcas.
Zug observó como la caballería salía de la fortaleza, al frente, un orco sobre un wargo blanco, cargaba junto a los centauros, su armadura brillaba a los primeros rayos del sol que iluminaron el fénix sobre su pecho.
Burgen tuvo que maniobrar para detener a Témpano, tal era el nombre que había puesto a su nueva montura, cuando llegó junto a Zug, él estaba sentado sobre su cañón y ambos se miraron a la misma altura. La boca del cañón era más grande que la cabeza del wargo.
-Burgen, caballero de Haradim- se presentó.
-Zug- obtuvo como única respuesta.
-¿Qué se supone que es eso?
-Un cañón.
-Muy bonito, él es Témpano ¡saluda muchacho!- le dijo palmeándolo sobre el lomo- ¿Qué estás haciendo?
-Tomando sol, esperando.
-¿Qué harás con el cañón?
-Con suerte lo desarmo y lo llevo a casa, si es que queda algo de ella.
-Bueno, esa fue mi casa muchos años- le dijo Burgen, de la fortaleza de Agun se veían ascender columnas de humo de las explosiones ocasionadas por las armas de los taurans.
La caballería retrocedía y Burgen se apresuró a seguirla, no sin antes invitar a Zug a ir con él. Los orcos de Nazur eran recibidos en la fortaleza. Se escuchó la orden de movimiento y los kyloons comenzaron a avanzar. El general le dio a Zug la orden de desarmar los cañones.
-Burgen, hijo de Krugen- se presentó ante el orco que comandaba la escuadra.
-Qué interesante- dijo él mirándolo con sorpresa.

Cuando la batalla culminaba el heredero al trono de Nazur, que había llegado con el contingente de Lile, se asomó a la muralla. Allí estaban aún Jazir y Goran.
-¿Qué paso?- preguntó.
-Los kyloons de Nazur despliegan banderas blancas- le respondió el cadormen.
Y efectivamente el príncipe vio como el ejército de Nazur ingresaba a la fortaleza secundado por los centauros de Gaia.
Era momento de atender a los heridos, y de purgar todos los despojos de la guerra, se apilaron armas por un lado y cadáveres por el otro, tantas vidas perdidas.
Los generales llegaron a la ciudad y fueron recibidos respetuosamente por Iskander:
-Soy Iskander de Lessender, capitán de la orden de Haradim, sean bienvenidos. Tenemos a vuestro príncipe hemos salvado su vida cuando el demonio Broker atacó su ciudad. Lamento que haya quedado dañada.
-Son solo piedras, se puede volver a construir. Sepan que cuentan con lo que queda de nuestras fuerzas.
Jazir bajó junto al príncipe orco con Iskander. Pasaron algunas horas hasta que decidió ir a hablar con su amigo Goran. En el pasillo vio como su sobrina Nike salía de una habitación y cuando la cruzó ella ni siquiera le dirigió la mirada, su prisa hacía parecer como si la hubiera estado persiguiendo el mismo demonio.
Cuando entró lo vio a Goran malherido y con todo el pecho vendado. No tardó en darse cuenta de que su amigo estaba en las malas, aunque parecía reponerse lentamente. Jazir sacó un objeto y se lo mostró a Goran.
-¿Sabés qué significa esto?
-La respuesta a tu pregunta está al sur. Es una pluma de plata, es la insignia de un grupo de magos que imponían el orden entre Bellizard y Garrat hace mucho tiempo. Esta organización tiene poder más allá del que podemos imaginar. Ellos crearon la magia cuando dejó de existir la esencia.
-Esto puede ser la respuesta a lo que está pasando. El tema es saber a quien pertenece. Gracias, mi viejo amigo era todo lo que necesitaba saber- dijo poniéndose de pie.
-Y decile a tu sobrina que voy a estar bien.
-No me va a hacer caso- Jazir ya sabía lo testaduras que eran las mujeres pertenecientes a su familia.

Burgen estaba confundido, luego de que había dicho que era el hijo de Krugen los orcos comenzaron a reverenciarlo y había algunos que comenzaron a seguirlo, custodiándolo, ya el capitán le había entregado la insignia del escuadrón de wargos. Burgen estaba demasiado irritado, él era un caballero de Haradim no un orco de Nazur, y mucho menos, era su padre. Juró que al próximo orco que le hiciera una reverencia iba a recibir un golpe.
-Sé lo que significó mi padre para los humanos, pero me gustaría saber que significó para ustedes los orcos.
-Hace quince años a Nazur llegó un hombre que nos mostró muchas cosas, nos abrió la cabeza, nos enseñó. Gracias a él tenemos una universidad y ya no vivimos en chozas. Él fue uno de los primeros egresados de la universidad y la ingeniería orca es una muestra de que somos una raza similar a los humanos, solo nos queda abolir esa religión de la “tierra prometida”.
-¿Dónde está él ahora?
-Hace dos años que partió al desierto, y no supimos nada más de él.

A la fortaleza se acercaban las legiones del rey Goradim que llegaba, tarde, pero llegaba. A las puertas de la fortaleza lo recibió el líder de a resistencia de Agún, el capitán Iskander, con una reverencia que podría haberse considerado un insulto. A su vez desde Rittardast llegaba el ejército de la reina Amelia, junto a ella cabalgaba Aiko la reina de Haradim.
-Capitán Iskander ¿qué pasó?- El rey vestido con su armadura dorada deslumbrante bajó de su caballo y esperó que sus sirvientes dispusieran su trono.
-Los enemigos no pudieron pasar, buena planificación anterior.
-Anóteme condecorar a los héroes de esta batalla- le pidió a su asistente- Veo que tienen prisioneros…
-Aquí no hay prisioneros.
Iskander narró el papel que habían cumplido los orcos en la batalla y además le informó quien era en realidad Broker y cómo había terminado:
-Eneas alberga demonios bajo su hombro, casualmente Broker era un inquisidor de St. Gernaut- El rey miró a Eneas de una forma que él mismo no esperaba. Jazir estaba cerca ante cualquier eventualidad, se había colocado estratégicamente detrás del sumo sacerdote de St. Cuthbert.

Nike buscó a Lile desesperadamente, Goran se estaba muriendo y había envejecido. Ella tenía la esperanza de que su amiga pudiera ayudarlo. Cuando la encontró Lile estaba acurrucada en el suelo, llorando. Nike se arrodilló junto a ella y la abrazó, le acarició el pelo e intentó consolarla. Se sintió la persona más egoísta del mundo, pero no había pensado en nadie más que en él.
Escucharon el cuerno que clamaba la llegada del rey, y Lile dijo que iría a hablar con Eneas.
-Lile, por favor, necesito que ayudes a Goran- y su voz fue casi un susurro.
-No te preocupes, yo voy a encargarme de él. Ahora vamos.
Cuando estaban por marcharse a Nike le llamó la atención que Leconte se reunía a los recién llegados a las puertas de la fortaleza. Desde la altura donde se encontraba logró distinguir como un fusilero de Josper le entregaba un royo de papel, él lo desenrolló y observó su contenido, al terminar de leerlo dio instrucciones mediante una señal y siguió al contingente. Nike decidió que iba a seguir a Leconte, sin que nadie la viera.

El rey se instaló en su trono y esperó la llegada de su esposa, el primero en entrar a la sala fue el pequeño Daisuke, que corrió hacia Iskander y se abrazó a su pierna. El rey miró con odio a su capitán. La reina cruzó las puertas y Jazir distinguió como lentamente tomó el katar, oculto a su espalda. Cuando el rey creyó que iba a saludarlo ella le clavó el arma en el estómago. La sangre bañó sus pies y el suelo escarlata recibió sus restos. El rey había muerto. Todo pasó muy rápido entonces. La reina levantó en brazos a Daisuke y dijo:
-¡Arrodíllense ante el nuevo rey de Haradim!
Iskander fue el primero en plantar su rodilla en tierra y varios más lo siguieron.
Leconte irrumpió en la sala, los fusileros de Josper rodearon a la reina y le apuntaron. A su lado Iskander había logrado romper el círculo y Jazir había tomado por el cuello a Eneas y lo había utilizado de escudo para entrar al círculo con ellos.
Nike que había entrado detrás de Leconte se preparó para matarlo ante cualquier movimiento sospechoso.
-Su alteza, queda detenida por alta traición.
-¿Bajo qué cargos?
La respuesta a esa pregunta era obvia, todos lo habían visto. El general Leconte respondía ahora al nuevo regente de Imerion y sus órdenes eran llevar a la reina a la capital para que fuera juzgada, pero se olvidó de un detalle, Iskander no iba a permitirlo.
-¡Preparen el escuadrón!- gritó y Burgen que escuchó su llamado le pidió a Milo y a Alaia que lo hicieran. ¿Él seguía siendo un caballero de Haradim ahora? ¿Qué era sino? Esa pregunta dominaba su mente.
-No hay nada que discutir- clamó Iskander- el rey ha muerto, tenemos un nuevo rey.
-General Leconte, esto se puede solucionar de otra manera- sugirió el maestro Davon.
-Aquí tenemos una confesión de puño y letra de la reina Aiko, en la misma dice claramente que iba a matar al rey.
-A ver… muéstreme eso.
Leconte le entregó el royo e Iskander lo rompió en varios pedazos.
-No hay evidencia- concluyó.
Ahora Leconte pertenecía al bando de Sviden, no había mayores dudas. Lo habían ascendido de cargo y su primera orden había sido detener a la reina Aiko.
-Podés soltarme- le dijo Eneas a Jazir.
Burgen ya estaba en la puerta junto al escuadrón y los fusileros no tuvieron más remedio que bajar las armas. En ese momento Jazir soltó a Eneas.
-Ahora tenemos el problema del Norte- le dijo Iskander al elfo- espero que no estés del lado de Broker.
-Ahora que estamos todos más tranquilos… creo que es momento para que alguien de una explicación- dijo Jazir y le mostró la pluma de plata a Davon y a Eneas.
-¿Podemos ir a la sala del consejo? ¿A una habitación con un mapa?- el que habló fue Torin el enano y su practicidad enseguida se contagió al resto.
En la sala se encontraban Iskander, Burgen, Zug y el príncipe orco, la reina Amelia, Davon, Eneas, Torin, Leconte, Jazir, Goran, Lile y Nike que apareció de repente atrás de su tío Jazir.
-Ahora ¿con qué contamos?- preguntó Torin.
-Con lo que quedó de la batalla- le respondió Iskander y le enumeró las fuerzas de las que disponían.
-Y hay una opción más, Eglas- dijo Jazir.
Emme había cruzado el paso de Armellas, habían visto fuego en el Norte, y sabían que estaba cruzando el ejército hacia Rittardast, El enano Torin propuso crear una pared contra las montañas y encerrarlos con la caballería pero para eso…
-Hay que volar el paso de Armellas, no podemos esperar a Eglas, no sabemos si vamos a poder contar con él- la que habló fue Nike.
-¿Estás bien?- le preguntó a su marido. Los demás siguieron hablando pero no le importó.
-Más o menos- le respondió él.
Además había que cubrir Nuredum, allí también había un paso más. Iskander le preguntó a Jazir:
-Qué garantiza que Emme no vuelva a abrir el paso ¿ella podría volver a desbloquarlo con sus poderes?- dijo mirando al cadormen.
-Shezari no dejaría nada librado al azar.
Para llegar a Rittardast con la caballería se necesitarían dos días y había que ganar tiempo.
-La niña podría llevarlos.
Zug mientras dibujaba un plano y dijo que él podía crear algún artefacto móvil que permitiera volar el paso y se ofreció a ir. Jazir también iría, después de todo Emme era su hermana. Zug llevaría a dos orcos más para que lo asistieran a instalar los artilugios.
-¿Vos que vas a hacer?- le preguntó Iskander a Nike.
-Ella no va a ir.
-Yo todavía no decidí que voy a hacer- le respondió enfadada. Pero eso no era verdad, ella ya sabía que con Goran en ese estado no iba a ir a ninguna parte.
Según el enano Torin, ellos eran tres por cada uno de los hombres de Haradim. Estaban en desventaja numérica, nada que ya no hubieran tenido que vivir.
-Lile ¿los llevarías al paso?- le preguntó Nike.
-Quiero saber quién soy y por qué peleo- le dijo la niña.
-Hay que volar el paso para defender a los inocentes que se encuentran en Rittardast.
-Los voy a llevar, pero solo puedo llevar a seis, incluyéndome.
Entonces ya estaba todo decidido, Jazir iría al Norte con Zug, Thelmos y dos orcos ingenieros que los asistirían. Era muy peligroso, pero había que intentarlo. Iskander iría con la caballería junto a la reina Amelia.
-Hay algo que tenés que saber…- le dijo Jazir a su sobrina.
Ella lo miró y le dirigió toda su atención. El tono de su voz hacía prever que era importante.
-Nuestra familia está emparentada con una casa de Garrat. Los cadormen del sur saben que Shezari y vos son las herederas a ese lugar- luego miró al resto- si Shezari muere, ella será la heredera.
Nike se quedó perpleja ¿heredera a una casa de Garrat? ¿Qué significaba eso? Su tío tenía demasiados secretos, pero no parecía querer compartirlos con ella. Ya se había acostumbrado a que todos le ocultaran información, en especial los miembros de su familia. Sabía que si las cosas hubieran sido de otro modo ella hubiera estado ocupando el lugar de Thelmos, matar a Emme era uno de sus objetivos, pero no era su prioridad. No iba a dejar solo a Goran para saciar su sed de venganza. Ya llegaría el momento en que volvieran a estar frente a frente.
En el sur esperaban cuatro legiones de Garrat según los informes que había traído Davon.
-¿Dónde están asentadas las legiones?- preguntó Iskander.
-En Imerion, Josper y Elgart- le respondió el maestro. Pero Iskander pensó que debían solucionar un problema por vez. Luego Jazir sacó una vez más la pluma de plata y la colocó sobre la mesa, encima del mapa. Los miró a Davon y a Eneas.
-Sería bueno que algunos dieran una explicación.
Fue Goran el que tomó la palabra y les explicó exactamente lo mismo que a su amigo Jazir agregando que los métodos que utilizaba esta orden no eran del todo “sanctos”
-¿Quién te dio eso?- le preguntó Nike a su tío.
-Shezari- Él jamás la llamaba Emme- deberíamos averiguar a quién pertenece.
-¿Puedo quedarme con ella?- le preguntó Goran y se la guardó ante la afirmación de Jazir.
El Consejo llegó a su fin, todos sabían cual sería su camino y se despidieron. Lile se dirigió hacia una de las torres junto a los que transportaría al Paso de Armellas, les dijo que ella los llevaría y luego iría a buscar a su tío Eglas, una vez que escuchara la explosión volvería a buscarlos. Jazir se despidió de todos, pero no logró juntar coraje para despedirse de su sobrina, o temió que ella hiciera preguntas que no estaba dispuesto a responder, por el momento.
-Espero volver a verte, necesitamos a gente como tú en el futuro- le dijo Goran.
-Eso si logro que haya algún futuro- le respondió- Protege a Nike- y le dejó un sobre para ella.
Iskander preparó a la caballería y cuando estuvieron listos para partir lo vio a Burgen esperando junto a la tumba de su madre. Cuando él fue a dejar el casco Iskander le dijo que a su madre no le hubiera gustado que lo dejara. Burgen se levantó y siguió a su capitán. Iskander se llevó uno de los caballos del establo, uno de los que Burgen mismo había criado. El orco vio que a la entrada de la fortaleza lo esperaba su escuadrón de wargos.
-No los voy a poder nombrar a todos caballeros, no tengo tanto poder- le dijo Iskander sonriendo.
-No, pero podés armar tu propia orden- le dijo Milo.
La última noticia que obtuvieron fue que Leconte iba a escoltar a Davon y a Eneas hacia Imerion para que estuvieran a salvo, la reina Aiko permanecería en la fortaleza de Agún.
Goran estaba mirando sobre la muralla los preparativos de la caballería, a su lado estaba Nike. Un rayo de luz azulada iluminó el cielo, ya el sol se ocultaba en el horizonte. Lile había transportado con éxito a los encargados de la misión. A Nike le hubiera gustado acompañar a su tío pero su lugar estaba allí. Goran le dijo que iría al Lago de Cyro, tenía que hablar con Davon, no se ausentaría más de un día. Ella lo miró incrédula:
-Vos no vas solo a ninguna parte- le dijo terminante.
-Son solo algunos kilómetros, mañana voy a estar nuevamente en la fortaleza. Quedate protegiendo a la reina.
Parecía que Goran no entendía que ella no iba a dejarlo ir fueran los kilómetros que fueran.
-No voy a dejar que vayas solo.
Ya lo había dejado solo una vez y el resultado había sido arrepentirse los siguientes quince años de su vida. No lo iba a hacer una vez más.
-Voy a estar bien, además acá vas a estar a salvo.
-No me preocupo por mí.
-¿Querés venir conmigo?
-Sí- le respondió como si le estuviera preguntando algo obvio.
-Entonces vamos- fue su respuesta.
Nike abrió la carta de su tío, era básicamente una despedida.
“Disculpame por no haberme despedido personalmente, te pido que por favor confíes en mí Nike, Shezari no es lo que todos creen.” Ella confiaba en él, en la que no confiaba era en su hermana. Lo que había sufrido, pero más aún, lo que había sufrido Goran por su culpa, eso no iba a perdonárselo nunca.

miércoles, 14 de enero de 2009

Plot

El ya pequeño ejército de Agún perdió varios soldados en la defensa del Paso. Ahora solo unos pocos tienen en sus manos el destino de Haradim. ¿Su pueblo será sometido por los invasores? ¿Lograrán seguir siendo un pueblo libre? Por el norte un ejército a las órdenes de Emme, la heredera de la casa Baenre, solo quiere destruir todo a su paso para sofocar su ira luego de que mataran a su amante, y Armellas sintió su furia. Por el sur una nueva amenaza, el ejército de Garrat listo para añadir un trozo más del mundo a su Imperio ¿Estarán los hijos de los dragones a favor de fulminar toda resistencia? ¿Recibirán ayuda nuestros amigos o serán ellos solos el último bastión? ¿Qué papel cumplirán los orcos a partir de ahora? ¿Se unirán para enfrentar al enemigo común? Y lo más importante: ¿Quién tomará ahora el poder en Haradim ahora que Goradim fue asesinado a manos de su propia esposa? Todas estas respuestas próximamente en Haradim II - El regreso de los héroes.

lunes, 12 de enero de 2009

Teaser II


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La batalla en el paso de Agún solo fue el principio...

Una gran batalla se avecina...

Los orcos, a las órdenes de Emme, invaden Haradim por el Norte,

por el sur los cadormen de Athos se preparan para asistir a Garrat en su conquista mundial...

¿Podrá Haradim resistir estas fuerzas y seguir siendo un reino libre?


Haradim II - El regreso de héroes

Estreno

18/01/2009

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