Haradim II

El regreso de los héroes

miércoles, 25 de febrero de 2009

Fecha 6: 22/02/2009

Josper

Cuando Zug llegó al puesto de frontera lo recibió la guardia, no eran más de cincuenta o sesenta granjeros con armas demasiado viejas o inservibles, y a duras penas sabían manejarlas. Los arcos y las lanzas los apuntaron. Zug bajó del caballo con las manos levantadas.
-¿Qué pasa orco?
-Venimos por pedido de Iskander.
-¿Quién?
-Torin…- corrigió.
-¿Torin lo manda a usted y a estos muchachos?- dijo no muy convencido…
-Sí.
-¿Y tiene algo que lo confirme?
-No.
-¿Y le tengo que creer?
-No, tampoco. Hay un ejército muy grande de Taurans, venimos a preparar las lomas para que no puedan atacar.
-Ahora trabajamos con orcos…
-Nos ganaron, somos esclavos- mintió Zug, era lo más fácil en esos momentos en donde cada minuto era importante.
-¿Esclavos? Bueno, está bien ¡abran la puerta!

Apenas Vekna desapareció Nike le dijo a Lile:
-Lile, a Josper.
Pero al instante notó que ella estaba exhausta, ella le dijo que no podía llevarlas. Nike pensó que entonces debían apresurarse a seguir el trayecto más lento. Caminaron por la ciudad hasta llegar a una taberna. El tabernero limpiaba un vaso con su saliva y un trapo mugriento.
-¿Sí?...
-Necesito alquilar dos caballos- le pidió Nike.
-Son veinticinco monedad de oro por cada uno- la estaba estafando.
-Entonces no, gracias- y salió afuera. Escuchó que le chistaban, era el niño que había visto en el templo.
-¿Sí?
-Yo puedo conseguirles un caballo. Espérenme allá.
Mientras esperaban Nike le dio tres monedas de oro a Shanna y le dijo:
-Shanna, andá a conseguir otro caballo- si tenía una espada como esa era evidente que podía cuidarse sola.
Esperaron unos minutos y el niño llegó con el caballo.
-Es el caballo de mi padre, les servirá- Nike vio que estaba un poco viejo pero serviría. Le dejó al niño tres monedas de oro, él las guardó en su bolsillo como si fueran un gran tesoro. La vio venir a Shanna, tras ella venía un hombre siguiéndola.
-Listo- le dijo a Nike entregándole al caballo por la brida, mientras el hombre le decía:
-¿Cuándo nos volvemos a ver?
Quizás después de todo no había sido una buena idea enviarla sola. Nike agarró de la brida a los dos caballos y las dirigió hacia las afueras. Lile y Shanna subieron en el mejor caballo, ella subió en el del niño y partieron a Josper, si todo iba bien llegarían al amanecer. No había nada que hacer, era la única forma de llegar, esperaban que Vekna no llegara primero.

Iskander, Burgen y Ejavra estaban ante un peligro mucho mayor. Frente a ellos un enorme gusano negro de treinta y cinco metros de largo y diez de alto los esperaba listo para comérselos. Iskander se sacó el anillo que ocultaba su apariencia dracónica y se preparó para el combate. Cargó con su lanza hacia él pero solo la sintió vibrar, no había llegado a penetrar la piel. Burgen tuvo más suerte, el primero de sus golpes le hizo mucho daño y vieron como de la herida del monstruo manaba un horrible líquido negro.
El monstruo contraatacó con un cono de frío hacia Ejavra, ella lo esquivó y le impactó con la espada pero solo rebotó contra su piel y la fuerza la arrojó al suelo. El siguiente en arremeter fue Iskander que al golpearlo notó que tenía una especie de barrera que lo protegía. Pero esto no era nada para Burgen que al siguiente golpe le arrancó un pedazo de la armadura. El gusano chilló y se retorció de dolor, de la nueva herida brotó más líquido negro y varios cadáveres de cadormens.
Ejavra comenzó a recitar una oración en dracónico y un haz de luz salió de sus manos, al impactar en el gusano éste decidió que era mejor escapar. Lo siguieron por los túneles pero era muy rápido. Por donde pasaba las piedras se deshacían y quedaba un halo de energía negra. Lo siguieron por detrás mientras varias sombras los atacaron pero no eran nada para ellos tres. Mientras Burgen e Iskander estampaban a las sombras contra la pared Ejavra mantenía el haz de luz.
Llegaron hasta un lago interno, de allí salían varios acueductos que llevaban agua al otro lado de las montañas, hacia el desierto. No podían permitir que esa cosa envenenara el agua. Iskander frenó a la bestia arrojándole una enorme piedra usando telekinesis mientras Burgen lo atacaba por detrás, pero el gusano no iba a dejarlos ganar tan fácil. Burgen vio como la cabeza del bicho salía por la cola y abría sus fauces para tragárselo, y lo logró.
Ejavra insertó la espada dentro de su boca para abrirle un paso al orco y arrojó un rayo de luz adentro, pero solo logró que su mano quedara atrapada y perdió la espada. A Burgen la armadura comenzaba a corroérsele por el ácido. Iskander le clavó la lanza en la cabeza y Ejavra pudo soltarse y se tiró para atrás. Burgen recibió un baño de ácido al clavar la espada, pero al segundo golpe logró tajear la piel del bicho desde adentro. Ejavra le arrojaba flechas de luz e Iskander lograba recuperar su lanza cuando vieron al orco quebrar al gusano y abrirse un paso para salir. Estaba bastante malherido, sin armadura y su espada lucía mellada. El gusano se achicó hasta desaparecer.
-Necesitas un baño- le dijo Iskander y se dispuso a curar sus heridas, pero Ejavra lo detuvo, el ácido aún podía dañarlos así que primero usó una onda para purificarlo.
-Creo que se le cayó- dijo Burgen y le entregó su arma.
-¿Estás bien pequeña?- le preguntó Iskander.
-Sí- de su mano surgió una luz celeste y se curó sus heridas.
Cuando dejaron las cloacas y subieron nuevamente a la fortaleza se encontraron con el capitán de los warforged y el warlord orco que les informaron que una división de Taurans se había separado del resto y ahora se dirigían hacia allí. El capitán orco le entregó a Burgen una armadura negra como la que usaban los mirmidones, era mejor que la que tenía antes, más cómoda y flexible en las articulaciones, eso sí, era más pesada. Burgen pensó que eso a su amigo Témpano no iba a gustarle mucho.

Mientras tanto no muy lejos de allí Zug buscaba los mejores lugares donde instalar los cañones y armar trampas, buscó la loma más alta y se puso a trabajar.
-Muy bien orco, apunte hacia allá- Zug se dio cuenta de que este soldado no tenía ni idea de lo que estaba diciendo.
-Sí, claro- le dijo pero colocó todo a su manera.
-Señor ¿qué es esto?- le preguntó un recluta, era un niño.
-Zug- dijo como única respuesta, estaba ocupado para esas charlas.
-Porque estaba pensando… ¿y si le armamos una empalizada primero?- continuó.
-Sí, se podría hacer algo así… ¿tenés palos?
-Sí, y también puedo traer gente a ayudar. No se preocupe, yo me encargo- finalizó.
A las dos horas volvió a aparecer el niño, lo acompañaban hombres portando madera y herramientas. Todos se pusieron manos a la obra para armar una empalizada delante de las armas de asedio.
Zug recibió una carta de Torin que le informaba que iba a meterse entre las dos divisiones de Taurans, la que iba hacia Agún y la que se dirigía hacia el puesto de frontera, iban a impedir que se reagruparan.
Zug vio como llegaban más unidades de reserva, bastante inexpertas y comenzó a instruirlos para que aprendieran a cargar los cañones, y así ayudar a los ingenieros. Entre todos armaron un sistema bastante rápido y eficaz.

Llegaron a Josper a las seis de la mañana, pero Nike sabía que no había tiempo que perder, quizás Vekna ya se había hecho con la espada, pero tenía que intentarlo. Cabalgaron hasta su casa, todo estaba exactamente igual que como lo había dejado, como mucho había pasado un mes desde que salió de Josper, pero habían pasado tantas cosas que parecía mucho más.
-Esta es mi casa, quédense acá y descansen, yo voy a investigar y vuelvo en un rato.
En la ciudad había visto banderas que no eran de Josper. Mostraban un dragón sobre un fondo verde y un número doce en el centro. Se parecían a las banderas de Ejavra, pero no podía estar segura de si eran banderas de Garrath enemigas o no. Decidió ir hacia su destino: la casa de Lord Giberson. Si había alguien con mucho dinero capaz de comprar una espada como esa era él.
La ciudad estaba militarizada y se encontró con varios soldados en el camino, cuanto más se acercaba a la zona residencial, más guardias había. Caminó directo hacia la casa de Lord Giberson sin detenerse, cerca ya del lugar vio unas pequeñas casas de seguridad, había cadormens allí, pero no eran de Athos, sino de Firehorn, incluso vio algunas caras conocidas. A su encuentro salió un fusilero. Él le preguntó que deseaba allí.
-Lord Giberson contrató mis servicios.
-Ah bien, espere un momento aquí ¡Eh tú!- le llamó la atención a un recluta- acompáñala al palacio.
-Sí, señor.
El niño de no más de quince años la miró embobado pensando que el que tenía dinero podía conseguir lo que quisiera, ni sacó las cuentas de cuantos años de vida trabajando incansablemente serían necesarios para pagar sus servicios.
-Hola- intentó sacarle conversación- yo soy un campesino ¿usted… de que trabaja?
-Hola- le respondió pero en su cabeza solo había un objetivo, además no era muy difícil adivinar de qué trabajaba, tenía dos cimitarras colgando de la cintura y una armadura bastante llamativa -Soy bailarina- le dijo.
-¡Ah! ¿Bailarina de taberna o de teatro?
-Solamente bailarina.
Cuando llegaron al palacio el niño le dijo:
-Un gusto conocerla.
-Gracias, un gusto.
Cuando se acercó por la puerta de atrás la interceptó un guardia.
-Señorita ¿a qué se debe su visita?
-Vengo a ver a Lord Giberson.
-¿De parte de quien?
-Nike
-¿y por qué asunto es para ir adelantándoselo?
-Prefiero hablarlo personalmente.
-El señor ahora está durmiendo, ¿no prefiere venir cerca del mediodía?
-Estoy de viaje ¿podría esperarlo aquí?
-Está bien, la llevaré a una habitación.
Cruzando los pasillos llegaron a la sala principal, allí había dos hombres bastante desalineados, pero vestidos con ropas lujosas, Nike se dio cuenta de que eran bárbaros de Taras y los escuchó decir:
-Esa no es…
-Sí, es ella.
La habían reconocido, pero eso no era importante por el momento, tenía que encontrar esa espada cuanto antes. Desde que había entrado en Josper había sentido una presencia extraña, ahora sabía que provenía de esa casa, algo había allí en las profundidades. La condujeron a su habitación, pero Nike siguió lo que tenía planeado, ni bien se marchó el hombre se introdujo en el mundo de las sombras.

Iskander comenzó a organizar la formación sobre la muralla. Burgen llamó a Témpano para reunirse a los orcos. Témpano lo olió.
-Muchacho, vamos- le dijo y con mucho cuidado se sentó sobre la grupa, Témpano se acomodó, no parecía afectarle el peso extra de la armadura.
Los Taurans estaban muy cerca y cuando estuvieron a rango los bombardearon con las catapultas. Salió la caballería orca con Burgen a la cabeza y detrás la línea de warforged. El capitán orco le dio su cuerno a Iskander antes de salir.
-Creo que eso suena parecido a cuando entro en furia- le dijo Burgen.
Cuando Iskander vio llegar a los kodos pidió que reacomoden las catapultas. A lo lejos vieron a acercarse a Goran con la caballería de Haradim que entraba por detrás de los kodos y los hacía caer uno a uno. Burgen se unió a la matanza junto a al caballería orca.
-Cambio de planes, vamos a salir- dijo Iskander- ¿podés formarlos en posición de cuño?- le pidió a Uria.
-Dame dos minutos.
Mientras Iskander mandó a un mensajero a Burgen para avisarle del cambio de estrategia. Iba a salir con lo que quedaba del escuadrón orco. Cuando abrieron las puertas Iskander hizo sonar el cuerno y todas las reservas salieron de la ciudad. En cuarenta minutos ya no había más batalla. Los Tauran como última defensa los bañaron a flechas, Burgen ordenó a los mirmidones que se ubicaran detrás de los escudos de los warforged, aún así algunos cayeron.
Eran las cinco de la mañana, Iskander vio como los últimos Taurans se rendían y ponían las rodillas en tierra, las manos detrás de la cabeza. Se dispuso a rematarlos pero Goran lo detuvo.
-Iskander, no somos como ellos.
Así fue como los tomaron prisioneros.

Del otro lado Zug vio indecisión en los Taurans que no sabían si atacar allí o retroceder, y el orco aprovechó la oportunidad. Todos los cañones fueron disparados a la vez, la primera línea se dispersó y dieron de lleno en la segunda que quedó diezmada.
-¡Recargar!- ordenó el orco.
Goran, Torin, Burgen e Iskander se unieron para ir a aniquilar el otro frente. La batalla solo duró seis horas en total. Muchas Taurans se suicidaron, los demás fueron tomados prisioneros. Solo unos dos mil Taurans habían sobrevivido la masacre.
Zug miraba sentado arriba de su cañón.
-Bastante bien orco- le dijo el capitán.
-Sí- fue su única respuesta. Por suerte su intervención había sido corta.
Iskander vio que a la distancia no se veían barcos, se preguntó que habría sido de Shezabe.
-Como siempre un gusto volver a verlo- le dijo Burgen a Goran.
Iskander saludó al warlord orco y volvió a decirle que firmarían el tratado para otorgarles las tierras al sur, mientras Burgen saludaba al capitán de los warforged. Iskander buscó a Ejavra, le curó las heridas recibidas en combate y le preguntó:
-¿Vos seguís al servicio mío?
-Sí…
-Preparate porque vamos a ir al Norte.

Nike comenzó a recorrer las habitaciones una por una, y comenzó a bajar a las profundidades, llegó a una cueva bastante rústica, en el suelo parecía haber un hilo de luz azulada. Lo siguió, pero con precaución. En un momento el pasillo se bifurcó, el hilo seguía hacia la izquierda. Lo siguió un trecho más y vio como se despegaba del suelo e iba a dar a una enorme mata de pelo. No sabía que podía ser esa cosa, así que retrocedió lentamente, pero pisó algo y el monstruo se levantó. Era un enorme león de fuego. Corrió por el pasillo sin mirar atrás y escuchó como la criatura iba ganando distancia, había salido del mundo de las sombras y se dio cuenta de que no sabía como volver, había estado atravesando paredes y ahora estaba perdida.
Una pared se interpuso en su camino y volvió a entrar al mundo de las sombras, así lo perdió. Había entrado al hall principal y lo vio a Lord Giberson como si fuera una llama, a su cintura brillaba un haz de luz plateada. “Maldito” pensó, la tenía con él en su poder. Estaba con el criado que la había atendido cuando llegó. No pareció que él la hubiera notado y se quedó a escuchar lo que decían.
-Hemos triunfado, los Taurans fueron vencidos.
-Muy bien, tendremos que acelerar las cosas entonces.
Nike se preguntó si sus amigos estarían cerca de la ciudad, pero no podía arriesgarse tenía que intentarlo. Cuando el criado se fue se acercó a Lord Giberson por detrás para intentar arrebatarle la espada, pero cuando salió del mundo de las sombras para hacerlo él la vio y la frenó tomándola de la muñeca. Nike sintió que el lugar donde le estaba apretando le ardía como el fuego. Intentó sacar la cimitarra, pero él la frenó con su otra mano como si nada y calentó el arma a tal punto que Nike tuvo que soltarla.
-¿Puede soltarme por favor?- le dijo ella, no podía hacer más que pedirlo amablemente. Él la soltó y le dijo:
-Nike ¿A qué debo tu visita?
-Venía buscar algo… pero ya no importa- él miró la espada y sonrió. Nike sabía que ya no iba a poder salir de allí.
Él le tomó la mano y se la besó, ella no pudo resistirse.
-A ver… ¿qué es esto?- dijo él.
-¡¡¡No!!!- gritó Nike pero no pudo hacer nada, él le arrebató el anillo que la unía a Goran, y eso le dolió más que cualquier golpe que pudiera haberle propinado.
-¡Maldito!- le gritó pero ya todo era inútil, su propio cuerpo no respondía sus órdenes.
-¿Acaso no te acordás lo que te dije hace unos días?
Ella recordaba que el día que había estado allí por primera vez, el día que había conocido a Leconte, le dijeron que no volviera a aparecer por ese lugar.
-Te dije que no volvieras…- dijo y le acarició el rostro, y ella no pudo hacer nada por impedirlo.
Pasaron tres días y Nike estuvo en un mundo entre el sueño y la realidad, no estaba dormida, pero tampoco estaba despierta. A medida que pasaba el tiempo notó que la marca que Lord Giberson le había dejado en la muñeca se extendía ahora por todo el brazo. Líneas rojas comenzaron a cubrir todo el lado de su cuerpo que había sido marcado, las venas de su ojo sobresalían horriblemente. Comenzó a ver monstruos y la posesionó la paranoia. Con sus cimitarras golpeaba una y otra vez a esas horribles criaturas del infierno. Lord Giberson fue a verla al tercer día y ella instintivamente intentó pegarle con una de las cimitarras pero él la derritió sin problema.
-Siempre quise algo tan perfecto para que me acompañe- dijo él y la besó. Nike vio el infierno a su alrededor pero lo peor fue que ese beso le había gustado. Ahora además le atraía Lord Giberson. Poco quedaba ahora de la Nike que quería luchar por defender Haradim. En el fondo su alma estaba llorando.

Cuando se sentaron a descansar mientras todos festejaban el triunfo Iskander le dijo a Goran:
-Voy a ir a Ellios a buscar a Jaria, por favor dejá a Aiko en un barco que la lleve a Hatori- acto seguido le entregó la carta de Sviden para que la leyera. Goran se rió de la situación a su vez le prometió:
-La vamos a sacar de acá, suerte.
-Todavía no me fui.
-Cuando te vayas, pasá por Lessender.
Burgen le preguntó a Goran por su padre y él le dijo:
-Tu padre era una persona con ideales, pero vos lograste algo que él no, vivir entre humanos.
-Todavía no lo logro.
-Falta poco…
-¿Goran no va a llamar un poco la atención?- dijo señalando su nueva armadura, después de todo tenían que entrar a Josper.
-Ustedes son héroes…
-¿Te enteraste de lo que había debajo de Agún?
-Sí
-No fue fácil matarlo
-Lo sé, dicen que esa cosa se comió un dragón.
Iskander redactó el documento que entregaba las tierras al sur de Gaia a los orcos. Todos los capitanes lo firmaron, iba a entregarlo en Josper para que dieran su última autorización. Al poco tiempo llegó al campamento un emisario de Josper que les dijo que Denova comandante de la 12º legión de Garrath los iba a recibir.
-Lamain Ejavra de la 22º legión acepta la invitación- aunque no parecía muy dispuesta.
Cuando se hubo ido el emisario Iskander le preguntó:
-Aclarame una cosa… dijiste que había una pica entre las legiones… ¿no se levantan en armas no?
-No todavía.
-¿y por qué vienen acá a pelearse entre ustedes?
-Nosotros venimos a acompañar a V’nef Aradiel, el hijo del regente de Garrath.
-¿y él está acá?
-En Imerion.
-Con Sviden. Está criando un nuevo emperador de Haradim.
-Esperemos que no- dijo Goran- si está acá es porque le molesta a su padre.
Goran, Burgen y Zug estaban deliberando por dónde iban a empezar a buscar a Nike cuando entró un guardia y le entregó un sobre a Goran.
-General, le mandan esto.
En realidad Goran no tenía ningún cargo militar según los nombramientos de Sviden, obviamente no podía porque para el mundo él estaba muerto, y no solo eso, había sido un caballero de las sombras. Pero eso no impedía que los soldados le dijeran así igualmente.
El sobre tenía un sello que Goran no alcanzó a descifrar. Cuando tocó el sobre éste le dio como una descarga eléctrica.
-¿Reconocen esto?- les preguntó y le pasó el sobre a Zug.
Burgen le hizo una seña al soldado para que se vaya, él sabía muy bien qué era ese símbolo.
-Es el sello de Vekna- dijo en voz baja. Lo había visto cuando ella había intentado invocar al señor de la muerte.
Cuando Zug abrió el sobre rodó un anillo, él lo levantó y se lo pasó a Goran: -¿Lo reconoce?- le preguntó. Los ojos de Goran se llenaron de lágrimas, era el anillo de Nike.
-No te preocupes, la vamos a encontrar- le dijo Burgen.
El orco salió de la habitación y le preguntó al mensajero.
-¿Quién te dio esto?
-Maximillian, un recluta.
-Muy bien, vamos a ir a ver a este niño. Ya que Sviden me nombró General vamos a usarlo.
Goran se dispuso a marchar con los dos orcos, iba sin armadura, los ojos le brillaban de un extraño color dorado. A Burgen no le sorprendió, después de todo él ya lo había visto desplegar sus alas.

viernes, 20 de febrero de 2009

Fecha 5: 15/02/2009

St. Gernaut

Firehorn – Un mes antes del inicio de Haradim I

Emme y Broker estaban charlando, y lo que comentaban sería de relevancia para los hechos futuros, pero ¿Qué significó esta conversación? Eso nuestros héroes no lo saben aún.
-No estoy convencida de lo que vamos a hacer…- le dijo Emme.
-¿Cómo que no estás convencida?
-No sé si es lo mejor…
-Tenemos que ir a Nuredum, ahora.
En Nuredum los recibió Kariel que los llevó muy debajo de la ciudad. En las profundidades los recibió una mujer con un parche en el ojo y una sola mano. Estaba sentada a una mesa, junto a un ser de piel roja y cuernos limados. Emme se quedó en la puerta y dudó, pero Broker la tomó de la mano y ella ingresó al recinto con él.
-Señor, ellos aceptaron la llamada.
-¿Saben las responsabilidades que van a tener?
-Sí señor- respondió Broker.
-Muy bien, usted servirá a Asgon, como su avatar en la tierra.
Y Vekna le entregó un anillo. Broker se lo puso y al instante unas horribles convulsiones lo azotaron. Cuando culminó él se levantó de suelo, con un brillo extraño en los ojos.
A Emme le tocó la cabeza, sacó una piedra negra y la insertó en su frente, mientras Emme lloraba. De ella surgió un aura negra con vetas plateadas, estaba hecho. Emme lo miró a Broker y le dijo:
-¿Contento? Listo, podemos empezar.

Rittardast – Presente.

Al llegar a la fortaleza vieron a lo lejos llamas en la dirección de Aznor, a lo lejos Armellas ardía y las fuerzas de Haradim regresaban victoriosas con Torin a la cabeza, no habían pasado los seis días, y no habían respetado la tregua que Iskander había pactado con los orcos.
Zug y Nike se encaminaron hacia el ejército mientras Iskander iba hacia Aznor.
-¿A dónde va?- le preguntó un guardia.
-A buscar a mi esposa (1)
Burgen lo vio y se dispuso a seguirlo, pero Anya ya lo había previsto y se abrazó a él. Le preguntó a donde iba y luego de que el orco respondiera que se dirigía hacia Aznor con su capitán, ella decidió seguirlo. Subió a Témpano detrás de él y ambos salieron tras Iskander.
Zug se dirigió hacia Torin. Nike lo siguió y cuando llegó al inicio de la fila le apuntó al enano al cuello con su cimitarra.
-No respetaron la tregua- le dijo.
Milo le apartó la cimitarra, le dijo que mirara hacia Armellas, ella lo hizo y no vio ningún cadáver allí.
-No rompimos la tregua. El general nos vino a ver, nos propuso simular una batalla en el paso, no esperábamos una actitud tan civilizada por parte de los orcos.
-¿Simularon una batalla?
-Sí, el paso es nuestro otra vez, los orcos retrocedieron, dijeron que no estaban de acuerdo con esta guerra. Llegamos a un pacto, ellos van a proteger los pasos también desde el otro lado.
Aún así Nike lejos estaría de confiar en Torin. Zug fue hablando con el enano, Nike solo seguía camino a su lado y lo dejó hablar a él. Zug le dijo que había que reunir a los generales para volver a planear los pasos a seguir.

Burgen llegó junto a Iskander, él le pidió que vea adentro de la casa con clarividencia, pero el orco estaba impedido de hacerlo a igual que él. Entró apuntando con la lanza y el escudo preparado para un eventual ataque. Ya no podía estar seguro de nada, Emme podía estar allí.
La vio salir a Aiko de la casa, los ojos brillando con una luz verde agua, jamás la había visto así, a su paso crecían las flores.
-Aiko, soy yo Iskander.
Al escucharlo ella se desmayó, él la sostuvo para que no cayera y la subió detrás de su caballo. Pero había alguien más adentro de la casa y no era Amelia que había salido poco antes. La vio salir a Shezabe, las venas de su cuello sobresalían extrañamente.
-¿Dama Shezabe? ¿Se encuentra usted bien? ¿Qué pasó?
-Mejor vayamos a la ciudad.
-¿Y Thelmos y Tolfas donde están?- esta pregunta solo tenía la intención de averiguar si se trataba de ella en realidad, o no.
-Descansan en paz…
-Es bueno saber que es usted- le dijo Iskander y bajó la lanza.
Burgen frenó el caballo de Amelia interceptándola con Témpano, ella cabalgaba con el niño y le dijo que debían regresar a Rittardast.
-¿Se encuentra bien?
-Podemos… Necesito llegar a Rittardast.
-Yo la escoltaré.
Shezabe tomó la forma de un águila y los siguió.

Lile subió a la terraza de la fortaleza, a lo lejos vio venir a Iskander, Burgen y Anya, con ellos la reina Amelia, Aiko y Daisuke. Por el otro lado las tropas de Torin junto a Nike y a Zug. Pero había algo más llegando a la fortaleza de los jinetes.
Alized estaba con Lile pero no llegaba a ver por encima de la pared de la muralla y le dijo:
-No veo…- mientras se ponía en puntas de pie.
Lile se la subió al hombro y ella en un común muy limitado le habló.
-Banderas, son las banderas de mi familia.
Hacia el sur Lile vio un escuadrón, las armaduras que brillaban a la luz del sol, estaban comandados por una mujer de rojos cabellos. Lile no estaba segura pero parecían ser unos veinticinco mil soldados.
-¿Eso es bueno o malo?
-Eso es muy bueno- le dijo la niña.
-Se junta toda la familia- dijo Lile viendo que todos iban hacia allí.
-Parece que sí- le sonrió Alized- Viene mi prima.
-¿Está con el ejército?
-Es la general.
Lile vio que el pequeño contingente de Iskander y el ejército con Torin a la cabeza llegaban así que bajó a la plaza para recibirlos.
-No vuelvas a hacer eso.
-¿Qué?
-Trajiste a tres personas. No lo vuelvas a hacer- dijo refiriéndose al momento en que Lile resucitó a Luneth, a Anya y a Milo. Su cabello había quedado totalmente blanco después de esa acción, si bien muy bondadosa, para nada prudente.
-Recordaré que es parte de los designios de la naturaleza. Pero ahora tengo otra cosa que decirte- hizo una pausa y dijo- Viene un ejército.
-¿Qué? ¿Un ejército?
Lile le señaló hacia el sur, Nike subió rápidamente las escaleras y vio a lo lejos. El cuadro era impresionante, soldados emplacados en perfecta formación dirigiéndose hacia allí, las armaduras brillaban con los rayos del sol. No conocía ese estandarte.
-Dice Alized que son de los suyos.

Nike vio aterrizar un águila en la torre cuando la misma se convirtió en Shezabe le apuntó con la cimitarra al cuello. (2) Ella se acercó adrede y Nike vio como un hilo de sangre bajaba por su garganta, aún así no apartó la cimitarra.
-No soy Emme- le dijo ella. Apartó la espada, le agarró su mano y de repente Nike se vio transportada a Estigia, su madre le estaba mostrando una imagen de lo que había pasado allí poco después de que le clavara la cimitarra a Emme en el pecho.
Emme entró al plano de Estigia, cuando su hermana Shezabe estaba a punto de cruzar el río con el barquero y la empujó hacia atrás, tomando su lugar.
-¿Emme te salvó?- le preguntó Nike confundida cuando volvió a la realidad. No podía creerlo.
Shezabe asintió.
Nike la miró a Lile y ella le dijo tranquilamente:
-Es ella.
Era lo único que quería escuchar, en su amiga Lile sí confiaba, era una de las pocas que quedaban en ese lugar en quien podía confiar.
Enfundó la cimitarra y abrazó a su madre, pero ese abrazo frío no se parecía en nada al abrazo que le había dado en el bosque cuando la consolaba por la muerte de Selene, y Nike dudó una vez más. Aún así pensó que de haber sido Emme muy probablemente ella ahora estaría muerta. Pero entonces… ¿quién la había abrazado en el bosque? De lo único que estaba segura era que no podía ser esa Shezabe, ese abrazo lo demostraba. ¿Entonces quien había sido? Se quedó pensando, pero no dijo nada al respecto.

La legión de Garrat cruzó la puerta, Alized llegó corriendo hasta su prima y la abrazó. Ella la levantó en brazos.
-¿Con quien tenemos el gusto?- preguntó Iskander.
-Ella es mi prima Ejavra- le dijo Alized.
Cuatro guardianes custodiaban a Ejavra, estaban totalmente cubiertos por los cascos y las armaduras. Burgen la miró como pensando: “¿y vos quién sos?” y varios opinaban lo mismo.
-Esto es para usted- le dijo Ejavra y le entregó un sobre al capitán.

En el sobre rezaba: “No hay respuestas, pero las habrá”



14vo día de Firehorn, 60DBN


Capitán Iskander, hijo mío:
Antes que nada debo pedirte disculpas por todo, por la vida que has vivido y por lo que te toca vivir ahora. Escribo esta carta junto con el pedido de arresto de S.M. Aiko Tamasaguro. Si te conozco como creo sé que no permitirás que la arresten y debo decirte que es un error. Nadie más que yo desea cuidarla y protegerla de los miles de enemigos que los acechan.
A esta altura ya habrás hablado con Kariel y él te habrá contado una historia bastante convincente de cómo todo fue un plan nuestro para gobernar Haradim. Aunque cierto en parte, no todo es verdad. Haradim era, o es, un hombre despreciable, sediento de poder y venganza, que solo deseaba hacerse del trono de Garrath y haría cualquier cosa por conseguirlo. Sí lo ayudé, sí fui su mano derecha durante muchos años, pero mi intención fue siempre mantener la justicia y evitar que las cosas se salieran de control. No lo logré y aquí estamos, en una guerra que no podremos ganar, contra un enemigo que no conoce límites. Por eso te pido un último favor.
En el Norte, más allá de todo lo conocido, se alza la cárcel de Ellios, erigida por los primeros Elandrines para contener a Toldoth, el corrupto, el señor de la muerte que creó Stigia. Hoy esa cárcel es la morada de la última esperanza del reino y quizás del mundo. Jaria, la última de los dragones está atrapada ahí. Reúne a tu gente de confianza, cruza el desierto de hielo y rescata a la Reina, tu madre.
No tienes por qué creerme, solo te he mentido toda la vida. Solo esta vez quiero que estas palabras sean sinceras, te crié con todo el amor posible, te eduqué para que distingas la verdad, para que seas libre en tus decisiones y para que tu espíritu no tenga manchas. Hasta ahora no he hecho más que fallarte y enviarte a la muerte una y otra vez. Esta no será la excepción.



Con todo mi afecto
Lord Sviden, regente de Haradim.


PD: La portadora de la presente es un vastago del dragón y es confiable.
PD2: Por lo que más quieras no vayas a las profundidades de Nuredum y si lo haces no creas ni una palabra de lo que oigas. No eres un elegido, ni tú ni nadie.
PD3: Mis saludos a Goran y a Nike y dile a Lile que lamento sus pérdidas.


Iskander terminó de leer al mismo tiempo que Burgen se quitaba la insignia de Haradim y le decía a un soldado:
-Fúndala.
Anya lo miró terriblemente enfadada.
-¿Qué estás haciendo?
-No quiero pertenecer a algo que no soy.
-Esa insignia representa nuestros ideales, los ideales no se cambian.
-No los cambiaré- le respondió el orco- pero no voy a llevar esa insignia.
-¿Entonces?
-No quiero llevar ese símbolo.
-Ese símbolo te hace más persona.
-¿Un símbolo te hace más persona?- dijo él aún más enfadado.
-Ante el mundo sí.
Iskander se sacó su insignia también:
-Funda la mía también- y guardó la carta de Sviden.
-Entonces ¿qué hacemos con esto?- dijo el orco.
Burgen sacó la piedra que le había dado Vekna y Lile se la pidió, cuando bendijo la piedra ésta se deshizo. Esa cosa era metal de Estigia. Lile les pidió a todos que se reunieran y dejaran las piedras en el suelo y los purificó a todos.
Lile miró hacia Firehorn, estaba guarnecido por soldados warforged de Sviden. Le avisó a Iskander que ese paso estaba protegido.
-Entonces solo quedan los taurans en el sur- dijo Zug.
-Tenemos que preparar un ejército para limpiar el sur- dijo Iskander- ¿Usted viene a darnos su asistencia?- le preguntó a Ejavra.
-Quedo a sus órdenes.
-¿A qué vinieron?
-A reforzar el ejército de Torin.
-¿Torin sabía que ustedes venían?- le preguntó Nike, aún desconfiaba de todos y cada uno.
-No, nosotros íbamos a estar del otro lado del paso.

Un nuevo consejo de guerra tuvo lugar. Burgen ya estaba harto así que decidió ir a bañarse. El pobre hombre de Rittardast que ya había tenido que sufrirlo una vez cuando lo vio lo miró resignado.
Iskander le dijo a Uria que su comandante le había pedido las tierras al sur de Gaia y que por su parte se las podían quedar. Esto previa autorización de Alaia, la centauro. El puerto de Bloombay estaba rodeado de Taurans. “Toda flota tiene una desventaja contra tornados” dijo y le pidió a Shezabe que se encargara del asunto. Lile vio a una cadormen en el Norte junto a Alessia y a Luneth. No la conocía.
-¿Dónde está ese orco?- preguntó Iskander.
-Voy a buscarlo- dijo Nike.
-¿A dónde vas?- le preguntó Goran.
-A buscar a Burgen…
Pero Goran envió a un soldado a buscarlo en su lugar. (3)
-El problema de los Taurans es el alcance que tienen con esas armas- dijo Iskander.
-Y son uno de cada tres- agregó Goran.
-Bien Zug, tendrás que ir a Josper y preparar una defensa.
-¿Y cómo es este paso?- preguntó él.
-Es un puente sobre un río.
-¿Y si volamos también este paso?

Lile había sentido una extraña vibración. Vio como los marauders empezaron a salir de Nuredum y la tierra comenzó a temblar.
-Lile, ¿Qué pasa?- le preguntó Nike.
-Nuredum.
-¿Qué está pasando allá?
-No sé, tengo miedo de ir.
-No te preocupes, yo voy con vos.
Lile le mostró lo que estaba viendo, era muy extraño, miró por la ventana y en dirección a Nuredum no parecía haber nada, ¿sería eso una visión del futuro?
-Iskander- lo llamó Nike, pero él no le hizo caso ocupado en el armado de la estrategia, entonces le dijeron a Burgen.
-Goran, por qué mejor no escuchan lo que acaba de decir Lile.
-¿Recuerdan a la diosa de la muerte? Tiene una ciudad llena de no muertos- dijo ella.
-Va a sacar al Jurguenot sino hacemos algo- dijo Nike.
-Pero nuestro problema ahora son los Taurans, no podemos hacer todo a la vez… Si esa cosa tiene patas se puede caer.
-Sí, pero si son patas cortas cae cerca- dijo Zug.
-Vekna es una diosa, se supone que es la regente de la muerte, pero si existe realmente es alguien que tiene poderes más allá de lo humano- dijo Ejavra.
-Yo soy orco- dijo Zug.
-Yo también- agregó Burgen.
-¿Qué quiere Vekna?- preguntó Nike- ¿Para qué quiere traer al Jurgenot?
-Debe estar buscando la espada de Zariel.- dijo Ejavra.
-¿Y si quiere una espada por qué no se la entregamos?
-Porque es una espada celestial y ella es la diosa de la muerte.
-Entonces vayamos a buscar esa espada, antes de que ella la encuentre primero.
-Un lugar purificado, debe estar en St. Gernaut- dijo Lile.
-¿Y qué estamos esperando? Vamos Lile- se apresuró Nike.
Y junto a ellas fue también Shanna. Las tres chicas se encargarían de buscar el arma que tanto quería Vekna. (4)
A la reunión se sumó Luneth quien les informó que habían recuperado Lessender. Iskander aprovechó para preguntarle:
-¿Qué formas hay de patearle el trasero a Vekna?
-Solo Kuman puede hacer eso.
-¿Y quién demonios es Kuman?
-La mano derecha de Vekna.
-¿Y cómo podemos ir a hablar con él?
-Yendo a Lennerkaus. Pero no tienen forma de llegar allí rápido.

A Burgen le encomendaron la tarea de unirse a los orcos del otro lado de las montañas, así que se reunió con su líder.
-¿Sabe quien soy?
-Sí, Burgen hijo de Krugen.
-Le devuelvo la cortesía que tuvo con nosotros- le dijo y miró a Uria. Luego le entregó el mapa donde indicaba la estrategia a seguir, todo escrito en orco.
-Quería saber si disponemos de su ayuda- le preguntó.
-¿Nosotros que seríamos?
Burgen le señaló la línea en el mapa.
-Tendríamos que tomar Agún.
Y Burgen junto a Témpano fueron junto al capitán orco que montaba un gigantesco jabalí.
Cuando pasaron por Nuredum los wargos se pusieron nerviosos. Tenían miedo de ese lugar. Al llegar a destino, los recibieron las flechas de los cadormen.
Mientras Zug llegaba al lago, planeaba poner bombas en él con barriles para estabilizarlas, de eso se encargó junto a sus ayudantes.

Nike, Lile y Shanna aparecieron en St. Gernaut. La ciudad estaba en llamas y todo era un caos. A la estatua de St. Cuthberth le faltaba la cabeza. La gente se había sublevado, se estaba vengando de todas las atrocidades cometidas en ese lugar en nombre de a diosa. Muchos habían aprovechado para saquear los lugares santos.
Corrieron hacia el altar principal a buscar la espada. Un niño pasó corriendo frente a Nike y ella lo agarró de la muñeca:
-¿Dónde está la espada?
-¿Qué? Yo no sé, alguien se la habrá robado.
Vio que había una pequeña puerta detrás del altar, estaba abierta. Vio a Vekna que había ido a buscar lo mismo que ellas.
-Si buscan la espada aquí no está, deberían buscar en algún lugar donde haya más dinero.
¿Habían vendido la espada? Eso no le sorprendía. Vekna desapareció y antes de marcharse Lile dejó ese lugar santificado.

Iskander habló con Aiko antes de marchar nuevamente hacia el sur. Se sorprendió cuando ella le dijo que Emme les había dado la libertad. Ahora cada una de las cuatro naciones iban a tener su propio gobierno, Sviden no iba a regirlos más.
-Me conmovió, yo no sabía lo que quería ella.
-¿Qué quería?
-Emme quería estar con su marido original.
-¿Broker?
-No, Balder.
-Que “casualidad” se llama igual que mi padre…- pero él prefirió no saber nada más al respecto ¿su padre había estado con Emme?
-¿Vos estás bien?- le preguntó.
-Sí, ¿cómo está Daisuke?
-Está corriendo por el castillo ¿qué te pasó en los ojos?
-No soy Aiko Tamasaguro.
-No entiendo ¿entonces quién sos?
-Según las viejas de mi pueblo a mí me tocó el don de hablar con los espíritus, ellos me dan poderes- luego agregó- Yo firmé los documentos, ahora el reino va a quedar a nombre de Goran, para que instale una democracia. (5)
-Ahora debo irme, cuando estés bien te vendré a buscar.
-¿Vas a venir conmigo?
-Si la situación lo permite lo haré.

Iskander se encontró con un scout orco que le dijo que el campamento Tauran era mucho más grande de lo que esperaban y que los cadormen habían tomado Agún. Así Iskander partió con los warforged a unirse a Burgen, mientras el resto del ejército siguió camino hacia el sur. A lo lejos vio a los Taurans cargar contra los cadormen y pensó “Mejor que se maten entre ellos”. Pero también le dispararon a su contingente.
-¡Quiero hablar con su líder ahora!
Un cadormen se asomó a la muralla.
-¿Quién es?
-¡Iskander de Lessender!
Pero los cadormen continuaron disparando, se cubrieron con los escudos y comenzaron a ingresar a la ciudad. Pidió hablar nuevamente con su líder y le señalaron una torre. Camino allí vio a Orión muerto y empalado en una plaza. Buscó el aura más poderosa de ese lugar y la encontró abajo, decidió tomar por las cloacas.
-No vengo a matarlos aparezcan- dijo Iskander, pero no obtuvo respuesta.
Burgen sentía que algo andaba mal.
-¿Doy la orden?- le dijo el capitán orco.
-Abran la maldita puerta. Como sea.
Burgen cargó sobre sus hombros a Ejavra y ambos se dirigieron a buscar a Iskander.
-Siempre tardás una barbaridad de tiempo- le dijo Iskander- odio profundamente a casi todos los cadormen.
-¿Qué ocurre?
-Parece que abajo están llamando a alguien.

Y así culmina una aventura más, Iskander y Burgen yendo a las profundidades de Agún. Burgen ya conocía las cloacas, pero Iskander jamás había pisado ese lugar. Los acompañaba Ejavra, no por decisión propia, el orco la había llevado sobre sus hombros hasta allí.
Nike, Lile y Shanna estaban en búsqueda de la mítica espada de Zariel que desapareció de St. Gernaut, no tenían idea de que pudo haber sido de ella, aunque Nike parecía saber donde empezar a buscar. Si había alguien con el suficiente dinero para adquirir un objeto como ese era Lord Giberson, tendría que regresar a Josper. Lo importante era que evidentemente Vekna tampoco la había conseguido, tenían que encontrarla antes o no podrían hacer nada contra ella y su deseo de “ir al cielo” para cumplir quien sabe que odioso objetivo.
Zug intentaba detener el avance de los Taurans, por ningún motivo debían pasar por Josper, las montañas eran su última defensa natural.
Y todos a esta altura se preguntaban “¿Dónde demonios está Jazir?”

(1) ¿Desde cuando Iskander está casado con Aiko? :P
(2) Sí, estaba medio paranoica, qué quieren, le dijeron que había matado a su propia madre XD.
(3) Como si Nike nunca hubiera visto un orco desnudo XD. Es su pasado oscuro, no pregunten jajaja
(4) –“Voto para que el soundtrack de esta parte sea ‘Las chicas solo quieren divertirse’” (Gonza dixit)
(5) Hay que avisarles que está comprobado que no funciona XD

jueves, 12 de febrero de 2009

Fecha 4: 08/02/2009

Lile

Shezabe abrazó a su hija, ella lloró desconsoladamente luego de enterarse de la muerte de su amiga en Agún. El regreso a Rittardast fue triste. Iskander y Burgen tuvieron que lamentar la muerte de Milo y Anya, dos caballeros de Haradim que habían caído en Armellas.
Iskander envió scouts, con Mael a la cabeza, a investigar; los informes fueron llegando, Armellas ahora estaba ocupada por setenta mil orcos. Iskander vio a los Taurans, eran unos ciento cincuenta mil descansando en Nuredum. Los orcos de Agún se dirigían inevitablemente hacia Van, mientras que en el Norte, treinta mil orcos y ciento veinte mil no muertos habían tomado Hemdial y se dirigían a tomar Lessender. Iskander aún no entendía porque Torin había permitido que tomaran el paso. Sus órdenes habían sido bien claras.
Burgen tomó la punta de flecha que le diera Anya y la enganchó con una cadena a la espada. Miró hacia Armellas y caminó hacia allí, solo. Lo menos que podía hacer por sus amigos era ir a rescatar los cuerpos.
Habían pasado tres horas de la muerte de Emme. Lile ayudaba a los heridos, pero eran demasiados, no había la estructura suficiente para tratarlos a todos. Nike estaba aún con su madre, ella le dijo:
-No debes llorar, a Selene no le hubiera gustado…
-Lo sé, ella me diría que siga adelante, pero no es tan fácil…
-Yo sé lo que es perder a una amiga, lo que es perder a un esposo…
-Yo también lo sé.
-Y a una hija.
Nike no podía responder a eso pero pensó que tenía que combatir por todos los que habían muerto, incluida Selene, le dijo a su madre:
-Voy a ir a hablar con Iskander, hay que ir a buscar a las reinas.
-No te preocupes por eso, yo me encargo de las reinas.
Cuando Goran llegó a la sala del consejo Iskander miraba el mapa de Haradim, sobre él movía piezas como si de un tablero de ajedrez se tratara.
-Todavía nos queda una frontera natural, solo tendrían dos pasos, Firehorn y Josper.
-Sería bueno saber quién es su líder ahora.
-Aún están en pie los no muertos, hay alguien más controlándolos…
-Menospreciamos a los orcos.
-No, no los menospreciamos. Lo que quiero ahora son nombres, quiero saber quién está controlando a los no muertos.
-¿Demonios?
-Probablemente… Ahora fuera de la misión… ¿qué pasó con tu mujer que me llamaste llorando?
Él lo miró mal, pero a su vez le contó lo que había pasado en Agún y de cómo Nike había desaparecido para irse con el tal Orión D’zees. Aunque también admitió que era bueno en combate. Iskander se preguntó si debían esperar que alguien más aparte de los cadormen y los orcos intentaran invadir su tierra.
-¿No te molesta que solo deje viva a tu mujer y haga un genocidio de cadormens?
Goran obvió el comentario.
-Debe haber otra fuente… quizás en Nuredum.
-Pero cómo… Hubiéramos visto algo tan grande- le dijo Iskander.
-No lo sé, pero allí tiene que haber algo más.
-Hubiéramos ganado en Hemdial de no haber sido por los no muertos. Entonces hay que ir a Nuredum… yo iré hacia allí. Te dejaré a ti o a Burgen a cargo del ejército. Si voy solo voy a tener más movilidad.
-Nuredum está infestado de Taurans.
-Sino me voy a llevar a la pendeja, a Lile.
-Yo preferiría dejarla acá. Mejor reuní a tu grupo.
-Tendría que llevarme a tu mujer…
-Yo también voy a ir.
-¿Dónde estará ese orco?
-Burgen está yendo hacia el campamento enemigo en Armellas.
-Voy a buscarlo.
Nike vio a Iskander y a Zug salir de la fortaleza y les preguntó:
-¿A dónde van? ¿Dónde está Burgen?
-Burgen se dirige al campamento orco de Armellas, vamos a ir a buscarlo. Te estaba buscando tu marido, dijo que iba a matar a un tal Orión…
Ella lo miró seria, sabía que eso no era verdad.
-En fin, era para sacarte una sonrisa- le dijo el capitán. Ella sonrió pero él no alcanzó a verla, ya estaba ocupado en atar un pañuelo blanco a su lanza.

Cuando Iskander y Zug se acercaron al campamento vieron como los orcos apilaban cadáveres, a Iskander eso le recordó cuando tuvo que hacer lo mismo en Rittardast, hacía pocos días. Vio que los sobrevivientes se ayudaban entre sí y se tendían las cantimploras. Les salió al cruce un oficial orco.
-Iskander de Lessender, estoy buscando a uno de los míos, no está muerto.
-Zug, estoy con él. Estamos buscando a uno de nuestro campamento que creemos vino a parlamentar- le dijo Zug.
-¿Uno de ellos?- dijo el orco señalando a los heridos.
-No.
-¿Y cómo era?
-Un orco verde, con una espada gigante y un escudo con un fénix.
-Entonces debe ser ese que va a allá.
Iskander vio a Burgen y cabalgó hacia allí.
-¡Eh! Grandote ¿Qué vas a hacer?- le preguntó a su amigo.
-Vine a hacer lo que es necesario, buscar los cuerpos de nuestros amigos.
Burgen buscó a alguien importante, había allí un clérigo de Orogun. Iskander y Zug lo siguieron.
-No vengo a buscar pelea, vengo a buscar a mis amigos, no quiero pelear con ellos como no muertos. Aquí tiene mi espada- dijo y la clavó en el suelo.
-Pase- le dijo el clérigo- hay cosas más importantes por lo que preocuparnos.
Zug entró junto a Iskander y Burgen. Armellas era un cementerio entre piedras, se escuchaban aún los gritos de dolor, había gente viva debajo de enormes piedras. Humanos, orcos, todos por igual. Los cuervos revoloteaban ya sobre lo que había sido el campo de batalla, los perros comían de los cadáveres. Una escena dantesca.
Burgen buscó con clarividencia los cuerpos de Milo y Anya, estaban en la sala principal. Vio pilas de orcos en semicírculo atravesados por las flechas. Anya había caído sobre el cuerpo de Milo. Burgen los cargó sobre sus hombros y marchó, además pudieron llevarse los cuerpos de otros bermellones, la guarnición de caballeros de Haradim que habían peleado hacía ya muchos años en Agún. Iskander emitió una plegaria, Burgen jamás lo había visto hacer eso.
Cuando salió tomó la espada y le agradeció al orco que le había permitido el paso. Iskander quería quedarse un rato más y dejó los cuerpos sobre los caballos, Burgen los llevó a la fortaleza y Zug se quedó junto a él para ofrecerle de traductor.
-¿Le puedo preguntar quién es su líder? Me gustaría hablar con él.
El orco los dejó pasar y les indicó el camino. Llegaron hasta una carpa más grande que las demás.
-¿Sí?
-Venimos a conferenciar con su líder- dijo Iskander y Zug tradujo.
-¿Quién se quiere reunir con el señor?
-El capitán de la orden de Haradim.
-¿No es un enano el general?
-Él es el segundo.
El orco entró a la tienda y salió un rato después con dos mujeres orcas muy bonitas.
-Mi señor los va a recibir.
-¿Tenemos que entregar las armas no?- Iskander dejó todas sus cosas allí al igual que Zug, y entró a al tienda. Iskander hizo una reverencia al líder de los orcos negros.
-Iskander de Lessender.
-Lord Hardkom. Capitán de la orden del Fénix.
-Estamos en una guerra, desconozco los detalles pero creo que tiene que ver con “la tierra prometida”…
-Tiene que ver con deudas impagas. Vamos a ser francos, nuestro objetivo es salir del desierto.
-¿Y no hubo alguna otra forma de solucionar las cosas?
-Nunca tuvimos noticias favorables, nuestros emisarios jamás regresaron.
-He de reconocer que tuvimos líderes deplorables.
-Es lo que hemos podido realizar.
-Hay algo que no encaja acá, los no muertos no son del ejército suyo ¿ustedes estaban bajo las órdenes de Emme?
-Mis líderes también tuvieron diferencias, ahora nosotros no sabemos cómo volver atrás. Y según sabemos se han liberado demonios en el trayecto.
-¿Cuántos demonios se han liberado?
-No lo sé. Los Taurans fueron los que pactaron con los demonios.
-Si siguen queriendo atacarnos vamos a tener que defendernos.
-Pero ahora los líderes han cambiado- dijo Zug.
-Yo tengo que cumplir órdenes- dijo el orco señalando el símbolo de Orogun.
-Se hará lo que se tenga que hacer, me interesa más el asunto ese de los demonios, en eso podríamos compartir información.
-Las respuestas a eso tienen que buscarlas en la ciudad maldita.
-¿Podemos dejar todo en calma hasta entonces?- dijo Zug.
-Si quieren una tregua que así sea, tienen seis días.
El orco se despidió y le entregó un libro a Iskander, él no sabía leerlo, pero dijo que buscaría un traductor.
-Uria es una de nuestras sacerdotisas- dijo mientras salían de la tienda- ella como yo no apoya esta guerra, llévenla con ustedes.
Iskander le besó la mano.
-Muchísimas gracias por vuestra ayuda- le dijo al orco y los tres se encaminaron hacia Rittardast.
Nike vio que Burgen regresaba con los caballos solo, corrió hacia la puerta temiendo lo peor, Orión y Goran la siguieron. Pero lo que le dijo el orco no fue lo que esperaba.
-Burgen ¿qué pasó?
-Cadormen ¡A un lado!
Nike se quedó callada, ella no tenía derecho a decirle nada a Burgen, su familia era en gran parte culpable de todo lo que estaba pasando. Las palabras del orco la hirieron más de lo que hubiera deseado. Se quedó pensando en eso durante bastante tiempo. Goran ayudó a Burgen con los caballos, ella se quedó en la puerta, inmóvil.
Lile se encontró con Burgen y él le dijo que había ido a buscar a sus amigos, que no era su intención pelear con ellos como no muertos. Lile le dijo que los podía traer, y él le mostró el mechón de pelo blanco que se le había teñido al traerlo a él nuevamente desde Estigia.
-Voy a necesitar a Témpano- le dijo- Ahora está en Lessender.
Ella entendió lo que le estaba pidiendo y en un abrir y cerrar de ojos llegaron a la ciudad. Estaban en el medio de una guerra. Luneth estaba defendiéndola, pero no parecía que iba a durar mucho más en pie.
-Vine a buscar a mi montura, con permiso.
-Dejame que yo me quedo acá- dijo Lile y se paró a arrojar rayos al lado de Luneth. Una disparaba rayos azules, la otra, rayos rojos, y los no muertos caían, pero allí donde caían parecían surgir más.
-¡Témpano!- gritó Burgen al verlo, estaba mordiendo unos horribles perros, o lobos, estaba rodeado de orcos rojos, que Burgen supo que los llamaban así porque se bañaban en la sangre de sus víctimas. Témpano estaba parado sobre cuatro de ellos.
Burgen se subió a su montura y le ordenó:
-Muchacho, cono de frío.
En su camino hacia Lile se encontró con Ulfen y algunas Valkirias. Una de ellas estaba herida y Ulfen la subió al wargo de Burgen, en ese momento, lo atravesó una lanza por la espalda, y cayó.
Burgen se metió a la ciudad, llegó a la terraza y vio como los no muertos se abrían paso y penetraban las defensas, no terminaban de llegar, y llegaban hasta donde llegaba el horizonte, eran demasiados. Vio como las Valkirias se abrían paso y le dijo a Lile:
-Lile, limpia eso, ayuda, hay que traerlas.
Él salió y cargó con el wargo hasta llegar a ellas y ayudarlas a regresar a la ciudad, Lile le ayudó a abrirse camino. Lile y Luneth paradas arriba de un Kodo comenzaron a arrojarles meteoritos desde el cielo, pero ya no había nada que hacer, la ciudad se perdería. Los barcos comenzaron a cruzar el lago y llegó un momento en que solo quedaban tres barcas.
-Hay que replegarse- dijo Burgen.
En ese momento llegaron las quimeras de Alessia, la guardia púrpura de Morwell, pero así como llegaron así también su luz se apagó, enseguida los no muertos los encerraron y sus vidas se perdieron.
-Llévensela.
-No te podés quedar- le dijo ella.
-¡¡No!!
Pero Lile ya lo había transportado otra vez a Rittardast. Iskander lo vio aparecer a Burgen, subido a Témpano y cubierto de sangre.
-Fui a buscar a Témpano, evacuaron Lessender, cayeron los caballeros púrpura. Lile se quedó con Luneth.
Iskander intentó buscarla con clarividencia pero no la encontró. Vio que Lessender se había perdido.
-Tenemos seis días de paz- le informó su capitán- Tenemos que ir a Nuredum.
Iskander fue a buscar al resto y lo vio salir a Goran de la sala del consejo, estaba furioso. Entró y lo vio a Torin fumando de la pipa, jamás lo había visto tan enfadado.
-Mirá estamos mal- le dijo al enano- así que organizá las defensas mientras yo me encargo de otras cosas más importantes. Si te tranquilizás y empezás a mirar el mapa quizás puedas hacerlo mejor.
-Estamos rodeados de idiotas- le dijo Goran cuando habían salido de allí. Se reunieron todos en otro salón y Burgen le susurró a su capitán.
-Me dijo Lile que quería traerlos.
-¿Revivirlos?
-Yo no se lo pedí, ella se ofreció.
Cuando fueron a buscar a Lile ella había comenzado ya el ritual. Luneth, Milo y Anya estaban ahora en una especie altar, ella tenía los ojos fijos al frente y cuando volvió en sí su cabello estaba completamente blanco. Los tres despertaron violentamente. Anya lo vio a Burgen allí y se tiró encima de él, lo abrazó y lo besó llorando.
-Bienvenido otra vez- le dijo Iskander a Milo- Dijiste que ibas a aguantar en Armellas y te moriste. Es bueno tenerte de nuevo entre nosotros.
-¡Tonta me asustaste!- le dijo Nike a Lile y la abrazó.
-Alguien tenía que hacerlo- fueron sus palabras.
Pero el precio de esas dos vidas había sido muy alto. Lile miraba a todos fijamente, su mirada era muy extraña, había estado en Estigia, dos veces en los últimos dos días. Eso no podía tener buenas consecuencias.
Iskander dejó a cargo a Milo en Rittardast y le dijo que vigile las acciones de Torin, después de todo había sido él el que no fortificó bien el paso.

Otra vez el mal parecía anidar en Nuredum, una vez más tendría que pisar esa tierra de muerte, parecía que todo siempre los llevaba hacia ese cementerio. Nike había sugerido una entrega de prisioneros luego de enterarse de que el lugar seguía infestado de Taurans, pero eso era muy peligroso. Goran sugirió tomar nuevamente el paso de Hidden Forest por debajo de las montañas, el mismo que algunos del grupo ya habían tenido que recorrer más de una vez. A Nike no le hacía ninguna gracia tener que volver a ese lugar, además le traía demasiados recuerdos que no quería que afloraran. Cabalgaron hasta allí y cuando llegaron a la entrada que Goran ya conocía bien, les dijo:
-Aquí tendremos que dejar las monturas.
-Cuídalos, si se complica la situación, regresa- le dijo Burgen a Témpano. Él pareció entender a su compañero porque no se movió cuando avanzaron.
Caminaron sobre la nieve, algunos se hundían en ella y se retrasaban. Zug pidió que lo ayudaran con la carga de explosivos que había llevado con todas las intenciones de volar lo que quedaba de Nuredum. Burgen y después Iskander se ofrecieron para ayudarlo. Lile iba mirando fijamente al frente, parecía que no pestañaba.
-Lile ¿estás bien?- le preguntó Nike una vez más. La veía cada vez más extraña. No había sido una buena idea que entrara al “otro plano” a buscar a Milo, a Anya y a Luneth. Seguramente eso era lo que temía Eglas cuando le decía que no utilizara su poder. Pero ahora ya no había nada que hacer, estaba hecho.
-Ahí abajo hay algo muy malo- le dijo Lile. Nike pensó que cómo habían podido ser tan tontos como para que se les escapara un faro tan evidente como el que parecía sentir su amiga.
-¿Cómo pudimos dejara pasar esto?- dijo Goran que también parecía sentirlo.
-¿Viste? Hablábamos de que Rittardast no destruyó las madrigueras y ahora mirá esto- le dijo Iskander.
-No se hagan problema, cuando vea esa cosa la voy a destruir- Lile estaba completamente desquiciada, o eso parecía. Nike pensó que tanto poder iba a enloquecerla ¿pero qué podía hacer ella? Siguió avanzando, lo único que importaba ahora era destruir lo que fuera que estuviera allí abajo.
Continuaron descendiendo, más y más. Pasaron varias horas y se detuvieron a descansar en un refugio, aquel mismo que habían usado quince años atrás. Había muchos recuerdos allí, y faltaba Selene… Nike se sentó al lado de Iskander. Él no parecía querer dormir y ella tampoco iba a poder hacerlo.
-Siempre terminamos en el mismo lugar- le dijo ella.
-Perdoname si te dije muy duramente lo de Selene.
-No te preocupes, cualquier forma hubiera dado igual. Sería bueno que duermas un rato, te puedo relevar.
-No voy a dormir.
Nike recordó las palabras de su tío, se había firmado una alianza o algo de eso entendió y ahora Jazir era el “tutor” legal del supuesto hijo de Iskander.
-Nuestras familias son un desastre.
-No considero que mi familia sea un desastre, ni siquiera conocí a mi madre…
-Yo tampoco, a mí me abandonaron a los dos años, no conocí a mis padres y ahora se supone que tengo algo que ver con una casa de Garrat.
-Yo también tengo que ver con Garrat, mi madre es Jaraven, quizás hasta seamos parientes.
-No me parece extraño- le dijo sonriendo.
-Pero vos ahora tenés a tu madre.
-Lo sé, y vos la tenés a Aiko y a tu hijo.
-Daisuke no es mi hijo…
-Por favor, es evidente, el niño se abrazó a tu pierna cuando Aiko llegó. Y cuando estábamos juntos ella se ponía demasiado celosa. Además no importa si él es tu hijo o no, él te quiere a vos.
-¿Con él también?- dijo Goran que llegó a donde estaban ellos y la abrazó.
-Cuando estuvimos de viaje, Aiko se ponía celosa cuando hablábamos.

Goran les dijo a todos que debía dormir debían estar listos para el día siguiente, lo iban a necesitar. Durmieron algunas horas y prosiguieron, había que seguir bajando. Llegaron a un pasillo que daba a la muralla de Nuredum. El pasillo estaba levantado unos quinientos metros sobre el nivel del suelo, debajo corría un arrollo y vieron pasar más y más Taurans. Avanzaron con cuidado, primero cruzó Goran y Nike lo siguió. A Zug y a Burgen se les complicó un poco por la carga pero lograron pasar sin problemas. Pasaron por una reja y siguieron bajando hasta llegar a una pasarela enrejada, toda retorcida por el calor. Abajo había doce pisos de tumbas, varios cables salían de ellas parecían una fuente de alimentación.
Ese lugar seguía siendo igual de tétrico. Cada vez que bajaban más Nike veía a Goran más raro.
-Goran ¿estás bien?- él no le respondió- Goran…
Él la miró confundido.
-Sí, estoy bien, me duele mucho la cabeza…- Era evidente que esa cosa, fuera lo que fuera lo estaba dañando. Ella caminó a su lado a partir de entonces.
Cuando llegaron al final de ese horrible edificio vieron que era de roca sólida. Pero Iskander escuchó ruidos de lo que parecía ser un corazón. Zug y Jazir también lo escucharon.
-Hay algo vivo aquí, creo que estamos adentro.
Lile estaba rasguñando la “pared” y le arrancaba pedazos.
-Lile, no lo despiertes, esperemos hasta llegar al centro.
-Podemos dañarlo desde aquí- dijo y le hizo un tajo a la pared de la que comenzó a salir un líquido verde. Nike recordaba eso del domo que habían destruido pocos días atrás. Lile ya estaba bañada en esa cosa, agarró lo que parecía una “vena” o “cable” y lo rompió. El líquido verde se empezó a cristalizar.
-¿Por qué no buscamos un lugar estratégico donde colocar las bombas?- sugirió Zug, pero la realidad era que no sabían en que parte del cuerpo de esa criatura se encontraban. Iskander usó clarividencia para ver hacia abajo. Vio miles de no muertos, otros estaban más humanizados. Cuando bajó más sintió una energía que golpeó directo a su mente y lo dañó.
-Abajo está lleno de bichos- y relató lo que había visto- Hay un sello con forma de estrella de cinco puntas, y muchos no muertos como con los que peleaste en Hemdial- le dijo a Burgen.
A medida que bajaban más con las sogas, Zug escuchó unos ruidos extraños, eran unos horribles gusanos que comenzaron a salir de las paredes. Jazir los apresuraba para que fueran más rápido. Muchos de estos gusanos comenzaron a entrar, hacia abajo Iskander vio un destello de luz blanca, como la de los gusanos que se estaban preparando para atacarlos.
-Esos son unos gusanitos no muy gratos, me parece que ya saben donde estamos- lo miró a Burgen- ¿vamos?
-Vamos. Goran ayudanos con telekinesis.
Burgen se tiró e Iskander fue tras él. El escudo al frente, la fullblade hacia delante, Iskander tras él con la lanza sobre su hombro y como si fuera poco también llevaron a Zug. Todos cayeron por el agujero. Lile llevaba a Luneth y Jazir convocó a un murciélago del plano de las sombras. En las sogas solo quedaban Goran y Nike. Ella se abrazó a él con un brazo, y con el otro desenfundó una cimitarra.
-¿Confiás en mí?
-Sí- le respondió ella sin dudarlo.
Goran saltó, pero se desbalanceó y golpeó contra una de las paredes, y se vio obligado a soltar a Nike. Ella entró al plano de las sombras, decidida a llegar antes que el resto al fondo.
-¡Nike!- gritó Goran, ya no podía verla y voló hacia el techo a enfrentarse a los gusanos, sus alas doradas desplegadas. Jazir entró al mundo de las sombras, para seguir a su sobrina.
Cuando Nike llegó al fondo, casi al mismo tiempo que Jazir, vio a una mujer morocha de ojos verdes que recitaba sobre el sello que había visto Iskander. Se acercó a ella y le dijo:
-¿A quién estás trayendo?
-¿Quiénes son ustedes?
-Te pregunté a quién estás trayendo.
Nike sintió una fuerte energía que la arrojó contra una pared- al menos ella había dejado de convocar a lo que sea que estuviera llamando.
-A un señor de la oscuridad, no creo que entiendas lo que es eso.
-¿Para qué? Ya es suficiente con todo lo que nos está destruyendo como para agregar algo así.
-Es la única opción que nos queda para detener todo esto.
-¡No! ¡No lo traigas!
Cuando llegaron Lile y Luneth, vio que la elfa estaba pálida.
-Lo siento Luneth, ellos no quieren esto, no quieren que lo traiga.
Usó su báculo y destruyó el sello. En ese momento los demás llegaban al fondo.
-¿Usted convocó a ese ejército de no muertos?- le preguntó Iskander.
-Ese ejército no lo convoqué yo.
-¿Entonces quien fue?
-Debe haber sido su líder…
-Emme.
-No puede haber sido ella, yo la maté- dijo Nike.
-¿Están seguros?- dijo la mujer. Iskander se quedó pensando.
-Yo la vi morir frente a mis ojos- continuó Nike.
-¿Y sino era Emme? ¿No hay acaso alguien igual a ella?
-¿Estás queriendo decir que matamos a Shezabe?- le dijo Iskander.
Ella lo miró confirmándoselo. No había otra razón de por qué seguían en pie los no muertos. Nike miró a Jazir, él parecía creer que era posible.
-Eso significa que Emme está ahora con las reinas- Iskander se puso a reír de impotencia. Nike lloró, todo lo que había intentado contenerse después de lo que había pasado con Selene desbordó. No era posible, y si lo era, ella había matado a su propia madre.
La mujer les dijo que al parecer los “pluma de plata” quería acabar con Garrat. Garrat, todo llevaba allí. “Aquellos que nacen marcados son los que van a traer balance al mundo”. Acto seguido les entregó unas piedras y les dijo que si las llevaban con ellos, al morir su alma quedaría atrapada allí para siempre, no verían Estigia, sino que vivirían junto a los guardinales.
Nike no tomó la piedra cuando ella se la dio, solo pensaba en esos momentos “¿Maté a mi madre?”. Decidió que ya no podía seguir pisando esa tierra de intrigas y traiciones, ya no quería sufrir más, ya había sido suficiente. Si nadie podía darle una respuesta, si ya no podía confiar en nadie, solo había una opción. Era momento de irse de allí, iría hacia Garrat. Pero antes iba a decírselo a la única persona que le importaba que lo supiera.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Fecha 3: 01/02/2008

Selene


Torin llegó a Rittardast y sin demora convocó a un consejo de guerra. Zug fue uno de los primeros en hablar:
-Antes de todo, organicémonos un poquito… ¿qué pasa acá? ¿qué es lo que sabemos?
-Entonces empecemos a planificar- dijo Iskander- ¿Quién atacó Agun? No lo sé, pero están controlados. Según Goran querían a uno de los nuestros y ya lo tienen. Lo iremos a buscar pero no es ahora la prioridad. Creo que lo que van a hacer es entrar violentamente por Armellas o entrarán por el Norte, por Morwell. Lo primero que tenemos que hacer es enviar exploradores.
-Entonces preparemos todo, la idea es que cuando llegue la información ya tengamos todo listo.
-Enviaremos a Mael. Por lo demás tendremos que ver que hacer con Agún.
-Definamos los puntos a defender para empezar a mover las armas de asedio.
-Tenemos la chance de llegar antes que ellos a cualquier lado. Salvo que usen trucos sucios. Lo lógico militarmente es que vuelvan a tomar Armellas. Por otro lado podrían intentar entrar por Nuredum, por eso habría que cerrar también ese paso.
Zug le dijo a Iskander que estaban mandando lo pesado al Norte. Burgen y él sabían que los Taras habían enfilado hacia el Norte hacía ya cuatro días. El grueso de las armas de asedio y lo pesado estaba camino a Nuredum.
-Podríamos enviar cincuenta armas de asedio para reforzar Nuredum y el resto al norte para mantener el paso.
-¿Estás de acuerdo Torin con el plan del orco?
-Sí, habría que enviar unidades para que los asistan.
-Yo voy a ir al Norte, tenemos que avisar en Lessender. Considero prudente que vayas con tu gente más capacitada a Nuredum. Enviarás tu brazo derecho a Armellas y nosotros iríamos al Norte. ¿Podrías encargarte de todo el ejército con Torin?- le preguntó Iskander a Burgen.
El orco estuvo de acuerdo. Se decidió que Burgen comandaría a la escuadra de wargos que se dirigirían hacia Hemdial a reforzar a Eglas. Aún así no debían olvidar qué podía llegar a pasar lo que todos temían, que aún así los orcos podían entraran a Haradim.
-¿Qué tan grande es la muralla de Imerion?- preguntó Burgen.
-Si se cortan los puentes, nadie va a poder entrar. Además según lo que sé hay una legión de garratianos allí. Aún así se podría atacar por aire, los tarianos por ejemplo.
Imerion era la última defensa, esperaban no tener que usarla.

Goran vio sin poder hacer nada como Nike subía detrás de Orion y se marchaban con el ejército delante de la formación de striders. Cabalgaron nuevamente hacia Van. Nike fue callada todo el camino, hasta que hicieron un alto y decidió conversar con su nuevo anfitrión.
-Ya que estoy aquí… me gustaría saber hacia donde vamos.
-Honestamente no lo sé.
Nike pensó “esto va a ser difícil”.
-¿No se supone que sos el líder de todo este ejército?
-Este ejército me obedece solo porque mi padre les ofreció una buena suma a nuestro regreso. No me tienen demasiado cariño.
El cadormen que le hablaba parecía de buena familia, no se parecía demasiado a los cadormen que habitaban en Firehorn, sí en cambio tenía una cierta similitud a su tío Jazir.
-¿De dónde vienen? ¿y qué quieren conmigo?
-Venimos de Athos. Mi padre me envío con la misión de buscar a la heredera y casarme con ella.
-Ok… primero ¿eso donde queda?
-Al sur, cerca de Candara.
Ella parecía conocer mejor esa localización, era demasiado lejos hacia el sur.
-Pero… por lo que sabía había dos herederas…- continuó Orión.
-Ah sí, supongo que te referís a mi tía. La que en estos momentos está del otro lado de las montañas con los orcos queriendo invadir mi tierra.
-¿Están en guerra con ella?
-Sí… y digamos que mi tío me dijo algo de nuestra familia recién ayer.
-Jazir…
-¡Ah! ¿también conocés a mi tío?
-Nos criamos juntos. Mi padre es su tío.
-Esto se pone mucho más complicado…- mientras pensaba “¿me tengo que encontrar con un desconocido para que me cuente cosas de mi familia?”
-Sí, somos familia.
-Entonces ya entendí, vos querés casarte con mi tía (o conmigo) para poder acceder a mi “trono” sea el que sea…
-Después de eso mi padre va a matarnos para quedarse con él.
-Ah! Tu padre es un hijo de puta.
-¿No conocés mucho nuestra sociedad no?
-Conozco a Firehorn… ¿y cuál se supone que es “mi trono”?
-Debido a tu ascendencia tenés lugar en una de las casas de Garrat, y con eso derecho a ser emperatriz.
-Garrat, ni siquiera sé donde queda eso…
-Supongo que sabés que descendés de un dragón.
-¿Qué?- Nike empezó a hilvanar varias cosas- Esto es mucho más complicado de lo que creía…- su tío no le había mencionado ese “pequeño” detalle.
-Tu abuela era la hija de Nellens, hijo de Bahamut.
Nike se quedó pensando un rato, no sabía que decir, era demasiada información junta.
-Entonces ¿A dónde vamos?- volvió a preguntar.
-A dónde usted diga, mi ejército es su ejército.
-¿Me vas a regalar un ejército?
-Siempre y cuando tenga su mano…
-Ah… eso se puede arreglar… (1)
-¿Entonces?
-Volvemos a Agún.

Todo esto se volvía demasiado complicado. Athos, Garrat, un lugar para acceder al trono de los dragones… pero ahora esa no era la prioridad, Nike iba a usar ese ejército para defender Haradim. Pero hubo algo que se le escapó de las manos… Cuando Goran la vio venir sobre un strider salió a su encuentro con el caballo.
-Volviste… y trajiste otra vez a los dragones.
-Te presento a mi nuevo ejército.
Él la miró muy mal. Después vio que detrás de ella se plantaba Orión D’zees. Antes de que alguno dijera nada ella se adelantó:
-¿Podemos entrar?
Goran ordenó a los fusileros que bajaran las armas, y el ejército de Agún abrió las puertas para recibirlos, no de muy buena gana.
Orión se presentó ante Goran y Nike pensó “¡No le digas nada!” pero aún así ya era demasiado tarde, y ella sabía las consecuencias. Todo se volvió mucho más complicado cuando entraron al salón del consejo. Solo estaban ellos tres.
-Creo que lo mejor va a ser dirigirnos a Rittardast. Iskander iba a llevar al ejército allí según los últimos planes.
-Como usted diga, su majestad- le dijo Goran. Nike lo miró y le dijo a Orión.
-¿Me permitís un segundo?- y lo sacó a Goran de la habitación.

-Yo te puedo explicar… (2)
-Eso me gustaría.
-Resulta que Orion vino a buscar a la “heredera” y se encontró conmigo por casualidad en Van. Además me dijo que se supone que soy la descendiente de un dragón…
-Sí ¿y?
-¿Ya lo sabías?
-Sí
-¿Y por qué no me dijiste? Bueno, no importa.
-Y te fuiste con él.
-Me fui para que no destruyeran Agun y mataran a todos, incluyéndote- le dijo remarcando esta última palabra.
-¿Qué te pidió a cambio?
-¿A cambio? Eh… Eso no importa ahora tenemos una prioridad, defender Haradim, el resto viene después.
-¿Qué te pidió a cambio?- repitió.
-Te dije que eso no importa. Agún está a salvo y nos van a ayudar contra Emme.
-Hay solo dos opciones, y si no van a unirse a Emme eso significa que vas a empezar a decirle “mi amor”. Muy bueno lo tuyo- Goran estaba demasiado enfadado para continuar y se marchó. Nike se tomó la frente. De las sombras apareció su amiga Selene exclamando un “Uuuuh!” (3).

A Nike la situación ya la había superado ¿por qué él no podía entenderla? Como si a ella le gustara todo eso, de buena gana hubiera dejado todo y se hubiera ido con él a cualquier lado de no tener que combatir en ninguna guerra, y sin embargo él la dejaba sola otra vez. Cuando vio a su amiga, ni siquiera le importó que los estuviera escuchando y le pidió:
-Selene ¡ayudame!- le dijo y la abrazó desesperada.
-Tranquilizate, yo te voy a ayudar.
La condujo hasta un cuarto para hablar a solas y Nike le dijo:
-Dejá, no podés hacer nada igual…
-Sí, puedo, te puedo sacar a ese de encima, que por cierto está bastante bueno.
-Ah… no lo había pensado de esa forma- le sonrió.
-Escuchame, estuve pensando que tenemos que sacar a las reinas de acá, no pueden estar en la línea de fuego, y el que más me preocupa es el nene.
-Sí, estoy de acuerdo ¿qué proponés? ¿Rittardast?
-Aznor, es una pequeña ciudad cerca de Rittardast. Allí van a estar a salvo.
-Sí, creo que ese es un buen lugar, por ahora. Hay que enviar scouts, tenemos que saber dónde está Emme del otro lado de las montañas.
-Pensá como Emme y lo vas a saber…
-No es tan fácil…
-¿Si fueras ella qué harías?
-Si fuera ella, entraría por donde todos puedan verme para ser la gran diosa que destruyó Haradim… y sería una tarada, no va a hacer eso.
-Pensá como Emme- me repitió.
-No puede entrar por Armellas, tampoco por Nuredum, Agún sería una buena opción… y quedan las madrigueras… y… dios, va a entrar por el bosque.
Ella me miró asintiendo. Emme iba a entrar por donde nadie esperaba que lo hiciera.
-Ahora yo me encargo de las reinas, pero primero voy a tranquilizar al capitán.
Nike se preguntaba qué haría sin su amiga, ella siempre estaba ahí para ayudarla, mucho más que su propia familia, y la entendía como nadie.
Cuando Selene se fue, Nike se quedó pensando. Ahora tenía un ejército de cinco mil cadormens a su disposición, pero no tenía al único hombre que le interesaba tener. Tenía que ser fuerte, por él, por sus amigos y los que estaban sufriendo por culpa de su familia.

Burgen habló con Milo y con Anya y los dejó a cargo en su ausencia, y se dispuso a ir hacia Hemdial, debía buscar a Eglas y ayudar con los orcos a proteger el paso del Norte. Milo le dijo que no se preocupara que él iba a encargarse de Armellas.
-Anya- le dijo Iskander a solas- vigilá las acciones de Milo, está nervioso y no quiero que haga ninguna locura. Nos vemos pronto.
Antes de marchar Iskander le dio a Burgen una carta para Eglas.
Zug marchó hacia el sur junto a sus tropas. Bordearon las montañas hacia Nuredum. Al llegar vieron una ciudad enorme, hundida en parte, en el centro un gran domo con el techo destruido. No había nadie, el viento arremolinaba las cenizas y no dejaba ver a mucha distancia, el olor a muerte se sentía en el aire. Muchos sintieron miedo pero juntaron coraje para seguir. Hacia abajo doce pisos de catacumbas, Nuredum era un gran cementerio.
Zug estableció la base antes de entrar a la ciudad y mandó scouts a que le informen sobre la situación. Dependiendo de lo que le dijeran iba a formular el plan.
Los scouts a su regreso le dijeron que la ciudad era una gran ruina y que había zonas muy inestables De lo que sí estaban seguros era que la avenida principal era el único lugar macizo que tenía la ciudad por donde podía llegar a cruzar un ejército. Esta avenida se bifurcaba más adelante. Zug mandó a los scouts por las dos desviaciones para que le informaran si por el camino ya se visualizaba el enemigo.

Burgen llegó a Hemdial, hacía bastante frío pero ya habían ido preparados. Igualmente a los orcos les afectaba ese clima, estaban demasiado acostumbrados a las altas temperaturas del desierto.
Una chica rubia, en reluciente armadura dorada se acercó a Burgen.
-Orcos por aquí…
-Mi nombre es Burgen, caballero de Haradim. Vengo a hablar con Eglas- dijo y le tendió la carta de Iskander. Ella abrió el sobre y leyó.
-Valiria Orin, general de las valkirias- se presentó y agregó- Tienes suerte orco.
Burgen vio que se empezaron a levantar hombres que estaban ocultos en la nieve. El paso comenzaba justo donde había una casa vikinga de madera, alrededor estaba todo el campamento y las piras donde se quemaba a los guerreros muertos en combate. A Burgen le pareció extraño que al ingresar allí no los miraran mal a diferencia de los haradianos, eso le sorprendió. Lo vio a Eglas sobre la muralla, mirando hacia el sudeste. Tenía puesta una armadura de cuero negra, los cabellos casi blancos se mecían con el frío viento del norte.
-Eglas, el capitán…
-Sí, Burgen caballero de Haradim. Espero que no me guarde rencor.
-No suelo guardar rencor por nadie.
-Veo que trajo refuerzos, los vamos a necesitar.
-Los orcos nazurianos se nos han unido, tenemos entre ellos un ingeniero de gran calibre, un gran refuerzo- sacó el sobre y se lo entregó- De Lord Iskander.
-Veo que tiene un wargo blanco…
-¿Qué pasa con eso?
Pero Eglas tampoco parecía dispuesto a responderle, Burgen ya estaba harto de que nadie le explicara sobre Témpano.
Descansaron allí y se prepararon para recibir al invasor. Burgen habló con los generales, entre ellos Ulfen que por fin le respondió a su duda.
-Así que usted tiene un wargo blanco.
-Así es.
-Solo por eso confiamos en usted.
-Disculpen, no entiendo… a ver… en un momento hubo una reunión y un orco me entregó esto- le señala la insignia.
-No me diga nada, él lo eligió a usted.
Así Burgen le relató como Témpano se le unió en la batalla llegando a Rittardast, como había abandonado a su dueño y se había puesto a su servicio.
-Desde entonces Témpano me sigue.
-Los lobos blancos no son wargos. Según los antiguos los lobos blancos son los que mantienen la sangre del Fenris, el espíritu elemental que nos dio la civilización. Que un lobo blanco lo elija significa que usted será un ejemplo para su raza.
-¿Qué hacía allí? ¿Con los orcos?
-Algunos lo usan como líder de escuadrón.
-Creo que este era el caso.
-Su wargo daría la vida por usted y espera lo mismo. Según las leyendas no son wargos, son espíritus. Pero bueno, son solo mitos.

Iskander llegó a Lessender, nevaba y hacía mucho frío. A lo lejos vio la Torre de los Tempest, y no flameaba en su mástil la bandera de Morwell. La ciudad había crecido desde la última vez que la vio, ya llegaba prácticamente hasta el lago. Llegó a su vieja casa y tocó la puerta. Le abrió una nenita.
-Hola. No sabía que había alguien viviendo aquí. ¿Hay alguien mayor con quien pueda hablar?- le preguntó.
-¡Mamá!- la llamó la niña. Lo atendió una señora mayor que tenía dos hijos.
-Aquí vivía mi padre Balder.
Ella lo invitó a pasar.
-No sé si te acordás de mí… soy Hilda- él solo recordaba que de chicos se habían reído de él así que le dijo:
-No, no recuerdo.
-Tu papá me vendió la casa y se fue al Norte.
-Lo imaginé.
-Ahora la ciudad es independiente de Morwell, desde que vino Luneth. No sé por qué los elandrines le dejaron el trono.
Ella comenzó a preguntarle sobre lo que estaba ocurriendo en Haradim pero él le dijo que todo eran rumores sin fundamento. Decidió que iría a ver a la nueva regente.
Al llegar a la Torre lo recibió el capitán Adrin.
-Soy Iskander de Lessender, vengo a hablar con la señora.
-¿Y a qué se debe su visita?
- Vengo a informarle que Haradim está sufriendo un ataque de los orcos. Creo que es una noticia importante.
Él lo llevó hasta la sala del trono donde estaba Luneth y su séquito. Ella le tendió la mano e Iskander se la besó. Iskander fue directo al punto. Le dijo todo lo que estaba pasando y le informó que había dejado un regimiento de diez mil hombres en Hemdial, pero que si los orcos cruzaban por allí seguramente Lessender sería la siguiente ciudad en ser atacada.
-Nuestra ciudad no cuenta con más de cinco mil efectivos. No nos dedicamos a la guerra y no la deseamos.
-Comprendo mi señora.
Además le dijo que su intención era seguir camino hacia Hellios a buscar a su madre.
-Hay cosas que si se buscan no se encuentran, pero si no se buscan pueden encontrarse más fácil. Si los orcos logran pasar, Lessender va a quedar indefensa.
-Por qué no solicita asistencia de Morwell.
-No creo que Alessia se meta en esto.

Zug puso cañones en los pasos donde se bifurcaba la avenida principal para bombardear a los que ingresaran por allí. Iba a bombardear también la ciudad cerrando pasos. Tenía que comprar tiempo para bloquear el paso. Pero los enemigos comenzaron a llegar, y la grita que logró formar no fue lo suficientemente grande. Envió de inmediato mensajeros al sur y a Rittardast.
Nike estaba mirando sobre la muralla cuando vio a un elfo de Hidden Forest subir hasta donde estaba ella. Era muy ágil porque subió a los saltos.
-Señora…- jadeaba y estaba exhausto, parecía que había corrido hacia allí.
-¿Qué pasó?
Él le entregó una carta, era de Zug. Decía que estaban resistiendo en el paso de Nuredum, pero que necesitaban ayuda. Los orcos y los Taurans se estaban abriendo paso y ellos no eran demasiados. Si no enviaban refuerzos iban a perder el paso. Nike reunió a Selene, a Orion y a Goran en el salón del consejo y les comunicó la “feliz” noticia.
-Están entrando por Nuredum, tenemos que ir a reforzarlos.
-Como usted diga su majestad- le dijo Goran haciéndole una reverencia. Era obvio que todavía estaba cegado por los celos, pero Nike se controló (4).
-Orión ¿venís con nosotros?
-Como usted diga mi señora.
Goran no dijo nada y se quedó esperando órdenes.
-Por qué me mirás así, yo no estoy al mando- Bueno, parecía que él estaba empecinado en seguir haciéndola sufrir- Venís con nosotros- dijo por fin. Selene te quedás a cargo en Agun.
-No te preocupes.
De inmediato partieron hacia Nuredum a reforzar a las tropas de Zug.


Iskander vio Taras volar sobre Armellas, allí estaba Milo. Hacia Hemdial se dirigía un ejército impresionante, miles y miles de no muertos y orcos intentarían cruzar el paso. Burgen miró a Témpano a los ojos y le dijo:
-Sino vuelvo, llévale esto a Anya- era la punta de flecha que la mujer le había entregado antes de que se fuera de Rittardast. Le había pedido que se la regresara él mismo pero Burgen no sabía si iba a salir de esta- Témpano, hoy no habrá batalla.
Al wargo no pareció gustarle la directiva y gruñó.
Todos los vikingos se prepararon para la batalla entonando un canto mirando hacia su ciudad Asgard.
-Será un honor contarlo entre nosotros- le dijo Ulfen.
-Acompaña a mis mariscales, guía a los wargos- le pidió a Témpano. Él iba a tener una misión más importante, Iskander lo había contactado para que reuniera a Lile y a Eglas, iban a ir a matar a Emme.
La visión era impresionante, había fuego en Armellas, en Nuredum y en Hidden Forest. Hemdial era un hormiguero. Torin había rodeado Rittardast, pero los cañones no eran suficientes.
Luneth había proporcionado su ayuda para la defensa, dos mil quinientos hombres arribaron sobre tigres blancos, del otro lado de las montañas, Emme traía a su ejército de medio millón de no muertos.

Cuando llegaron a la ciudad subterránea se dieron cuenta de que los orcos ya habían tomado gran parte del paso. Zug estaba en retirada. Goran apremió a su caballo, lo obligó a saltar sobre los hombres de Zug y cargó contra el enemigo. Orión lo seguía de cerca. Obviamente Nike tenía pensado otra cosa, entraría por el costado y les asestaría un golpe por detrás. Cuando entró vio que Zug reacomodaba los cañones para disparar hacia la ciudad, sobre dos de las torres vio a los magos de Orogun que se encargaban de las enormes sombras de veinte metros convocadas por los cadormen. Rayos comenzaron a llover sobre el destruido domo y las sombras se desvanecieron. Nike caminó por las sombras y apareció justo a la espalda de uno de los magos y le clavó la cimitarra en su espalda y la misma atravesó su pecho. En ese momento Zug cañoneaba a la torre. Nike tomó una soga y salió justo a tiempo. Caminó sobre la cabeza de un kyloon para dirigirse directamente hacia la otra torre donde estaba el segundo mago. Pero esta vez Zug fue más rápido y tiró abajo la torre primero. Nike salió disparada por los aires y vio como debajo de donde estaba por caer estaba lleno de Taurans. Desenvainó las cimitarras en el aire, el Tauran donde aterrizó cayó muerto, pero ahora estaba rodeada. Corrió hacia la salida y vio a Goran y a Orion que peleaban espalda contra espalda. No había nadie más allí, tenían que retirarse, pero al frente estaba la enorme grieta que había dejado Zug para dificultar el paso al enemigo, no podían cruzarla saltando, tenía ya doce metros de largo y veinte de profundidad. Escuchó que Goran dijo a Orión:
-Protégela- y se dirigió hacia el grueso del enemigo, cimitarras en mano. Orión convocó una especie de sombra voladora y la obligó a subir.
-¿A dónde van?- le preguntó Zug a los cadormen que abandonaban la ciudad.
-Salvamos nuestras vidas. Ya no podemos hacer nada más aquí.
Nike y Orion se dirigieron hacia fuera y vieron a Zug escapando con los pocos que quedaban. Nike miró hacia la ciudad y una gran explosión iluminó el cielo. Solo alcanzó a ver un pequeño punto de luz blanca que ascendía al cielo. Tenía la esperanza de que hubiera sido Goran.
Orión estaba muy malherido.
-Zug, ¿podés hacer algo por él?
-Solo puedo estabilizarlo.
-Está bien, por favor, llevalo a Rittardast y ayudá a fortalecer la ciudad, si Iskander está allí Armellas no va a caer. Yo voy a ir hacia el bosque.

Iskander se dirigió hacia el paso de Hemdial, allí lo esperaba Burgen.
-Burgen, voy por ustedes. Reuní a Lile y a Eglas.
-Cuando quieras- le respondió- Lile, cerca.
Un ejército de miles y miles de no muertos se acercaba al paso, no sería suficiente ni con la ayuda de los soldados de Ulfen. Solo había una forma de ganar; acabar con Emme.
Iskander llegó al cruce de caminos y le dijo a Luneth:
-Bien, mi señora, aquí nos separamos. Vamos a ver que pasa, iré a luchar por mi pueblo- Iskander se sacó el anillo que ocultaba su verdadera apariencia frente a ella y remontó vuelo. A lo lejos vio un punto de luz, y se dirigió hacia allí. Lo último que vio fue una columna de fuego destruyendo a los kyloons cortesía de Luneth.
-Dejenme abrirles camino- dijo Lile y arrojó un rayo de luz divina al ejército de no muertos. Varios se desintegraron pero eran demasiados.
Burgen en el fragor del combate sintió un tremendo golpe en el pecho. El que le había pegado con su gran martillo era un hombre, muerto hace mucho tiempo. Burgen sabía que esos seres no podían ser derrotados con cortes de la espada así que plegó la full blade y la usó para golpear. Fue una lucha de titanes, hasta que por fin Burgen logró derrotarlo y sintió en ese momento una garra que lo levantaba en el aire.
-Agarrá a Lile- y él le hizo caso a su capitán. Lile desde el cielo siguió arrojando haces de luz pura a los no muertos. A lo lejos vieron que sobre Hidden Forest llovía fuego. Iskander se llevó también a Eglas y dificultosamente puso marcha hacia allí.
(5)
Al llegar escucharon gritos de auxilio.
-¡¡Ayudenme por favor!!- enseguida Iskander enfiló hacia allí. Era Shezabe que utilizando un escudo de energía verde se protegía de los furiosos ataques de su hermana. A su paso la vegetación se pudría. Una vez cerca de tierra Iskander arrojó a sus compañeros y cargó contra Emme (6). Ella centró su ataque en él, pero Iskander era resistente y la golpeó con su lanza. Ella lo miró con un profundo odio. Un segundo ataque esta vez de Burgen, dio en el blanco.
-¡Estás muerto!- le gritó al orco y por un segundo Burgen vio el plano de Estigia, todo el lugar estaba cubierto de fuego, los árboles se transformaron en columnas de metal y vio muchos muertos. (7)
Burgen rugió y Emme cayó por la segunda carga de Iskander.
-Hay que terminar con esto- dijo Lile y comenzó a orar, el fuego se apagó y rayos de luz divina comenzaron a caer desde el cielo. Un ángel de metal cayó con fuerza en tierra y todo tembló. El ángel usó su enorme espada y atravesó a Emme de lado a lado y ella se retorció de dolor.
-Cumplido mi lady- le dijo el ángel dispuesto a marcharse.
-¡Cumplido nada!- gritó Emme y atravesó el cuerpo del ángel con su brazo y la absorbió toda la vida. El ángel desapareció y fue el turno de Eglas que intentó pegarle con el martillo. Ella lo esquivó y lo levantó por el cuello y volvió a hacer lo mismo que con el ángel. Eglas quedó inconsciente sobre el suelo. Iskander volvió a cargar desde el aire con la lanza y ella recibió un nuevo golpe del semidragón que dio un rodeo para volver a cargar. Lile viendo lo que le había pasado a su tío se enfureció y comenzó a drenar energía del suelo. Sus ojos comenzaron a brillar y en el cielo las nubes se arremolinaron sobre ellos. Tanto Zug desde Rittardast como Nike del otro lado de las montañas lo vieron. Una columna de fuego se estrelló directamente sobre Emme, y quemó toda su piel pero aún así la calavera se reía, poco después la piel se regeneró, parecía que el fuego no le había hecho daño.
Burgen la volvió a golpear y ella gritó:
-¡Orco!
-¡Orco no! ¡Burgen!- le gritó él. Pero Emme lo besó y Burgen esta vez entró al plano de Estigia y todos vieron como Burgen cayó muerto sobre el suelo. ( 8 )

Cuando Nike y Goran llegaron donde estaba Emme vieron a Burgen en el suelo, su madre también estaba allí y Emme estaba rodeada por todos sus amigos. Decidieron unirse a ellos y esta vez la atacaron entre todos. (9) Ella no merecía seguir viviendo en Haradim, muchas personas habían muerto por su causa. Ya había sido suficiente.
Emme quedó tendida en el suelo, herida, ya no tenía resto físico para hacer nada. Nike sintió que una de sus cimitarras volaba de su mano hacia la de su madre que estaba arrodillada en el suelo, al lado de Emme. Pareció que iba a cortarle la cabeza, pero envainó la espada.
-Esto no es para mí, no puedo hacerlo. Es de ustedes.
Nike se acercó a su tía y la apuntó con la cimitarra, ella le dirigió una última mirada como suplicando piedad para confundirla, pero ella ya estaba decidida.
-Voy a tener con vos la decencia que no tuvieron conmigo, te voy a enviar con él- le dijo y le clavó la cimitarra en el pecho. Ahora podría ir junto a Broker, el amor de su vida.
Luego corrió hacia Burgen y lo sacudió:
-¡Burgen, Burgen!- pero él no le respondía.
-Me parece que no hay nada que hacer- le dijo su madre.
Burgen vio como le iban sacando todas sus pertenencias, la espada, el escudo y unos extraños seres le dijeron “Ahora vas a ser uno de los nuestros, vas a ser un óbolo”. Pero Burgen vio una luz, más rayos se acercaron y vio como las columnas de metal se convertían en árboles.
-¡Él es mío!- gritó Lile y Burgen sintió como lo empujaban “Volvé” le dijeron.
-¡Tonto! Me asustaste- le dijo Iskander luego de que el orco abriera los ojos. Burgen sabía que por unos segundos, o minutos, había estado muerto.

Iskander comenzó a ver lo que estaba pasando en Haradim, los orcos habían entrado por Armellas, los jinetes de Trenton se replegaban hacia la fortaleza, Zug los cubría con los cañones pero eran demasiados, la fortaleza de Rittardast se perdería. Luneth se replegaba hacia el Norte, seguramente a terminar de evacuar Lessender, los no muertos estaban pasando por Hemdial, Nuredum ya era un hormiguero y a pesar de la grieta que había dejado Zug pasaron sin problemas. Y también, habían pasado por Agún…
Nike vio la cara que puso Iskander y le preguntó.
-¿Qué pasó?
-Tomaron Agun, Selene está muerta.
Y los ojos de Nike miraron hacia la nada, las lágrimas comenzaron a rodear sus mejillas, Selene, ella la había dejado en Agún, era su culpa. Sintió que los brazos de su madre la rodeaban, era la primera vez que sentía que la abrazaba tan fuerte.
-Hija, ahora entiendo que hay que pelear ¿lo hacemos juntas?
-Yo ya empecé a pelear- le dijo y lloró por la muerte de la que había sido su mejor amiga, la única que la había querido cuando todos los demás la miraban extraño, la única que no había cuestionado ninguna de sus decisiones, la única que había arriesgado su vida para que ella pudiera seguir el camino que deseaba seguir. No había ningún consuelo para eso. Ni siquiera la muerte de Emme era suficiente.
Burgen le agradeció a Lile. A la distancia lo vio a Ulfen cargando a Témpano sobre sus hombros. Estaba herido, pero había hecho exactamente lo que el orco le había pedido. Había peleado en primera línea de fuego, dirigiendo a los wargos.
-Estamos complicados- le dijo Iskander a Goran.
-Mucho, pero estamos vivos y todavía podemos tener esperanzas.
-Están entrando por todos lados, solos nos queda una opción, replegarnos a Imerion.
Y en Rittardast Torin le decía a Zug exactamente lo mismo mientras las fuerzas enemigas se acercaban irremediablemente a la ciudad.



(1) Salvo por un pequeño detalle, Nike ya está casada y con el hombre que ama, pero bueno, una pequeña mentirita no le hace mal a nadie…
(2) “Yo te puedo explicar” jajajaja En la realidad nunca tuve que usar esa frase, fue buenísimo usarla en una mesa XD
(3) Y bueno, Nike no aprendió de la mejor manera que su marido resultó ser alto celoso
(4) ¡Como se atreve a decirme su majestad! ¬¬ (Nike ya iba teniendo ganas de cagarlo a golpes).
(5) En algún momento antes de llegar al bosque los atacó una cadormen que tenía los ojos vendados, creo que era la misma que conoce mi tío Jazir. Sé que les tiró algunas flechas pero como no me acuerdo bien no lo escribí.
(6) Lile los hizo caer lentamente porque sino…
(7) Sacó crítico en fortaleza ^^
(8) Pifió la tirada de fortaleza XD
(9) Y ya se iban haciendo las nueve y había que terminar la mesa que fue re-larga :P