Haradim II

El regreso de los héroes

viernes, 20 de febrero de 2009

Fecha 5: 15/02/2009

St. Gernaut

Firehorn – Un mes antes del inicio de Haradim I

Emme y Broker estaban charlando, y lo que comentaban sería de relevancia para los hechos futuros, pero ¿Qué significó esta conversación? Eso nuestros héroes no lo saben aún.
-No estoy convencida de lo que vamos a hacer…- le dijo Emme.
-¿Cómo que no estás convencida?
-No sé si es lo mejor…
-Tenemos que ir a Nuredum, ahora.
En Nuredum los recibió Kariel que los llevó muy debajo de la ciudad. En las profundidades los recibió una mujer con un parche en el ojo y una sola mano. Estaba sentada a una mesa, junto a un ser de piel roja y cuernos limados. Emme se quedó en la puerta y dudó, pero Broker la tomó de la mano y ella ingresó al recinto con él.
-Señor, ellos aceptaron la llamada.
-¿Saben las responsabilidades que van a tener?
-Sí señor- respondió Broker.
-Muy bien, usted servirá a Asgon, como su avatar en la tierra.
Y Vekna le entregó un anillo. Broker se lo puso y al instante unas horribles convulsiones lo azotaron. Cuando culminó él se levantó de suelo, con un brillo extraño en los ojos.
A Emme le tocó la cabeza, sacó una piedra negra y la insertó en su frente, mientras Emme lloraba. De ella surgió un aura negra con vetas plateadas, estaba hecho. Emme lo miró a Broker y le dijo:
-¿Contento? Listo, podemos empezar.

Rittardast – Presente.

Al llegar a la fortaleza vieron a lo lejos llamas en la dirección de Aznor, a lo lejos Armellas ardía y las fuerzas de Haradim regresaban victoriosas con Torin a la cabeza, no habían pasado los seis días, y no habían respetado la tregua que Iskander había pactado con los orcos.
Zug y Nike se encaminaron hacia el ejército mientras Iskander iba hacia Aznor.
-¿A dónde va?- le preguntó un guardia.
-A buscar a mi esposa (1)
Burgen lo vio y se dispuso a seguirlo, pero Anya ya lo había previsto y se abrazó a él. Le preguntó a donde iba y luego de que el orco respondiera que se dirigía hacia Aznor con su capitán, ella decidió seguirlo. Subió a Témpano detrás de él y ambos salieron tras Iskander.
Zug se dirigió hacia Torin. Nike lo siguió y cuando llegó al inicio de la fila le apuntó al enano al cuello con su cimitarra.
-No respetaron la tregua- le dijo.
Milo le apartó la cimitarra, le dijo que mirara hacia Armellas, ella lo hizo y no vio ningún cadáver allí.
-No rompimos la tregua. El general nos vino a ver, nos propuso simular una batalla en el paso, no esperábamos una actitud tan civilizada por parte de los orcos.
-¿Simularon una batalla?
-Sí, el paso es nuestro otra vez, los orcos retrocedieron, dijeron que no estaban de acuerdo con esta guerra. Llegamos a un pacto, ellos van a proteger los pasos también desde el otro lado.
Aún así Nike lejos estaría de confiar en Torin. Zug fue hablando con el enano, Nike solo seguía camino a su lado y lo dejó hablar a él. Zug le dijo que había que reunir a los generales para volver a planear los pasos a seguir.

Burgen llegó junto a Iskander, él le pidió que vea adentro de la casa con clarividencia, pero el orco estaba impedido de hacerlo a igual que él. Entró apuntando con la lanza y el escudo preparado para un eventual ataque. Ya no podía estar seguro de nada, Emme podía estar allí.
La vio salir a Aiko de la casa, los ojos brillando con una luz verde agua, jamás la había visto así, a su paso crecían las flores.
-Aiko, soy yo Iskander.
Al escucharlo ella se desmayó, él la sostuvo para que no cayera y la subió detrás de su caballo. Pero había alguien más adentro de la casa y no era Amelia que había salido poco antes. La vio salir a Shezabe, las venas de su cuello sobresalían extrañamente.
-¿Dama Shezabe? ¿Se encuentra usted bien? ¿Qué pasó?
-Mejor vayamos a la ciudad.
-¿Y Thelmos y Tolfas donde están?- esta pregunta solo tenía la intención de averiguar si se trataba de ella en realidad, o no.
-Descansan en paz…
-Es bueno saber que es usted- le dijo Iskander y bajó la lanza.
Burgen frenó el caballo de Amelia interceptándola con Témpano, ella cabalgaba con el niño y le dijo que debían regresar a Rittardast.
-¿Se encuentra bien?
-Podemos… Necesito llegar a Rittardast.
-Yo la escoltaré.
Shezabe tomó la forma de un águila y los siguió.

Lile subió a la terraza de la fortaleza, a lo lejos vio venir a Iskander, Burgen y Anya, con ellos la reina Amelia, Aiko y Daisuke. Por el otro lado las tropas de Torin junto a Nike y a Zug. Pero había algo más llegando a la fortaleza de los jinetes.
Alized estaba con Lile pero no llegaba a ver por encima de la pared de la muralla y le dijo:
-No veo…- mientras se ponía en puntas de pie.
Lile se la subió al hombro y ella en un común muy limitado le habló.
-Banderas, son las banderas de mi familia.
Hacia el sur Lile vio un escuadrón, las armaduras que brillaban a la luz del sol, estaban comandados por una mujer de rojos cabellos. Lile no estaba segura pero parecían ser unos veinticinco mil soldados.
-¿Eso es bueno o malo?
-Eso es muy bueno- le dijo la niña.
-Se junta toda la familia- dijo Lile viendo que todos iban hacia allí.
-Parece que sí- le sonrió Alized- Viene mi prima.
-¿Está con el ejército?
-Es la general.
Lile vio que el pequeño contingente de Iskander y el ejército con Torin a la cabeza llegaban así que bajó a la plaza para recibirlos.
-No vuelvas a hacer eso.
-¿Qué?
-Trajiste a tres personas. No lo vuelvas a hacer- dijo refiriéndose al momento en que Lile resucitó a Luneth, a Anya y a Milo. Su cabello había quedado totalmente blanco después de esa acción, si bien muy bondadosa, para nada prudente.
-Recordaré que es parte de los designios de la naturaleza. Pero ahora tengo otra cosa que decirte- hizo una pausa y dijo- Viene un ejército.
-¿Qué? ¿Un ejército?
Lile le señaló hacia el sur, Nike subió rápidamente las escaleras y vio a lo lejos. El cuadro era impresionante, soldados emplacados en perfecta formación dirigiéndose hacia allí, las armaduras brillaban con los rayos del sol. No conocía ese estandarte.
-Dice Alized que son de los suyos.

Nike vio aterrizar un águila en la torre cuando la misma se convirtió en Shezabe le apuntó con la cimitarra al cuello. (2) Ella se acercó adrede y Nike vio como un hilo de sangre bajaba por su garganta, aún así no apartó la cimitarra.
-No soy Emme- le dijo ella. Apartó la espada, le agarró su mano y de repente Nike se vio transportada a Estigia, su madre le estaba mostrando una imagen de lo que había pasado allí poco después de que le clavara la cimitarra a Emme en el pecho.
Emme entró al plano de Estigia, cuando su hermana Shezabe estaba a punto de cruzar el río con el barquero y la empujó hacia atrás, tomando su lugar.
-¿Emme te salvó?- le preguntó Nike confundida cuando volvió a la realidad. No podía creerlo.
Shezabe asintió.
Nike la miró a Lile y ella le dijo tranquilamente:
-Es ella.
Era lo único que quería escuchar, en su amiga Lile sí confiaba, era una de las pocas que quedaban en ese lugar en quien podía confiar.
Enfundó la cimitarra y abrazó a su madre, pero ese abrazo frío no se parecía en nada al abrazo que le había dado en el bosque cuando la consolaba por la muerte de Selene, y Nike dudó una vez más. Aún así pensó que de haber sido Emme muy probablemente ella ahora estaría muerta. Pero entonces… ¿quién la había abrazado en el bosque? De lo único que estaba segura era que no podía ser esa Shezabe, ese abrazo lo demostraba. ¿Entonces quien había sido? Se quedó pensando, pero no dijo nada al respecto.

La legión de Garrat cruzó la puerta, Alized llegó corriendo hasta su prima y la abrazó. Ella la levantó en brazos.
-¿Con quien tenemos el gusto?- preguntó Iskander.
-Ella es mi prima Ejavra- le dijo Alized.
Cuatro guardianes custodiaban a Ejavra, estaban totalmente cubiertos por los cascos y las armaduras. Burgen la miró como pensando: “¿y vos quién sos?” y varios opinaban lo mismo.
-Esto es para usted- le dijo Ejavra y le entregó un sobre al capitán.

En el sobre rezaba: “No hay respuestas, pero las habrá”



14vo día de Firehorn, 60DBN


Capitán Iskander, hijo mío:
Antes que nada debo pedirte disculpas por todo, por la vida que has vivido y por lo que te toca vivir ahora. Escribo esta carta junto con el pedido de arresto de S.M. Aiko Tamasaguro. Si te conozco como creo sé que no permitirás que la arresten y debo decirte que es un error. Nadie más que yo desea cuidarla y protegerla de los miles de enemigos que los acechan.
A esta altura ya habrás hablado con Kariel y él te habrá contado una historia bastante convincente de cómo todo fue un plan nuestro para gobernar Haradim. Aunque cierto en parte, no todo es verdad. Haradim era, o es, un hombre despreciable, sediento de poder y venganza, que solo deseaba hacerse del trono de Garrath y haría cualquier cosa por conseguirlo. Sí lo ayudé, sí fui su mano derecha durante muchos años, pero mi intención fue siempre mantener la justicia y evitar que las cosas se salieran de control. No lo logré y aquí estamos, en una guerra que no podremos ganar, contra un enemigo que no conoce límites. Por eso te pido un último favor.
En el Norte, más allá de todo lo conocido, se alza la cárcel de Ellios, erigida por los primeros Elandrines para contener a Toldoth, el corrupto, el señor de la muerte que creó Stigia. Hoy esa cárcel es la morada de la última esperanza del reino y quizás del mundo. Jaria, la última de los dragones está atrapada ahí. Reúne a tu gente de confianza, cruza el desierto de hielo y rescata a la Reina, tu madre.
No tienes por qué creerme, solo te he mentido toda la vida. Solo esta vez quiero que estas palabras sean sinceras, te crié con todo el amor posible, te eduqué para que distingas la verdad, para que seas libre en tus decisiones y para que tu espíritu no tenga manchas. Hasta ahora no he hecho más que fallarte y enviarte a la muerte una y otra vez. Esta no será la excepción.



Con todo mi afecto
Lord Sviden, regente de Haradim.


PD: La portadora de la presente es un vastago del dragón y es confiable.
PD2: Por lo que más quieras no vayas a las profundidades de Nuredum y si lo haces no creas ni una palabra de lo que oigas. No eres un elegido, ni tú ni nadie.
PD3: Mis saludos a Goran y a Nike y dile a Lile que lamento sus pérdidas.


Iskander terminó de leer al mismo tiempo que Burgen se quitaba la insignia de Haradim y le decía a un soldado:
-Fúndala.
Anya lo miró terriblemente enfadada.
-¿Qué estás haciendo?
-No quiero pertenecer a algo que no soy.
-Esa insignia representa nuestros ideales, los ideales no se cambian.
-No los cambiaré- le respondió el orco- pero no voy a llevar esa insignia.
-¿Entonces?
-No quiero llevar ese símbolo.
-Ese símbolo te hace más persona.
-¿Un símbolo te hace más persona?- dijo él aún más enfadado.
-Ante el mundo sí.
Iskander se sacó su insignia también:
-Funda la mía también- y guardó la carta de Sviden.
-Entonces ¿qué hacemos con esto?- dijo el orco.
Burgen sacó la piedra que le había dado Vekna y Lile se la pidió, cuando bendijo la piedra ésta se deshizo. Esa cosa era metal de Estigia. Lile les pidió a todos que se reunieran y dejaran las piedras en el suelo y los purificó a todos.
Lile miró hacia Firehorn, estaba guarnecido por soldados warforged de Sviden. Le avisó a Iskander que ese paso estaba protegido.
-Entonces solo quedan los taurans en el sur- dijo Zug.
-Tenemos que preparar un ejército para limpiar el sur- dijo Iskander- ¿Usted viene a darnos su asistencia?- le preguntó a Ejavra.
-Quedo a sus órdenes.
-¿A qué vinieron?
-A reforzar el ejército de Torin.
-¿Torin sabía que ustedes venían?- le preguntó Nike, aún desconfiaba de todos y cada uno.
-No, nosotros íbamos a estar del otro lado del paso.

Un nuevo consejo de guerra tuvo lugar. Burgen ya estaba harto así que decidió ir a bañarse. El pobre hombre de Rittardast que ya había tenido que sufrirlo una vez cuando lo vio lo miró resignado.
Iskander le dijo a Uria que su comandante le había pedido las tierras al sur de Gaia y que por su parte se las podían quedar. Esto previa autorización de Alaia, la centauro. El puerto de Bloombay estaba rodeado de Taurans. “Toda flota tiene una desventaja contra tornados” dijo y le pidió a Shezabe que se encargara del asunto. Lile vio a una cadormen en el Norte junto a Alessia y a Luneth. No la conocía.
-¿Dónde está ese orco?- preguntó Iskander.
-Voy a buscarlo- dijo Nike.
-¿A dónde vas?- le preguntó Goran.
-A buscar a Burgen…
Pero Goran envió a un soldado a buscarlo en su lugar. (3)
-El problema de los Taurans es el alcance que tienen con esas armas- dijo Iskander.
-Y son uno de cada tres- agregó Goran.
-Bien Zug, tendrás que ir a Josper y preparar una defensa.
-¿Y cómo es este paso?- preguntó él.
-Es un puente sobre un río.
-¿Y si volamos también este paso?

Lile había sentido una extraña vibración. Vio como los marauders empezaron a salir de Nuredum y la tierra comenzó a temblar.
-Lile, ¿Qué pasa?- le preguntó Nike.
-Nuredum.
-¿Qué está pasando allá?
-No sé, tengo miedo de ir.
-No te preocupes, yo voy con vos.
Lile le mostró lo que estaba viendo, era muy extraño, miró por la ventana y en dirección a Nuredum no parecía haber nada, ¿sería eso una visión del futuro?
-Iskander- lo llamó Nike, pero él no le hizo caso ocupado en el armado de la estrategia, entonces le dijeron a Burgen.
-Goran, por qué mejor no escuchan lo que acaba de decir Lile.
-¿Recuerdan a la diosa de la muerte? Tiene una ciudad llena de no muertos- dijo ella.
-Va a sacar al Jurguenot sino hacemos algo- dijo Nike.
-Pero nuestro problema ahora son los Taurans, no podemos hacer todo a la vez… Si esa cosa tiene patas se puede caer.
-Sí, pero si son patas cortas cae cerca- dijo Zug.
-Vekna es una diosa, se supone que es la regente de la muerte, pero si existe realmente es alguien que tiene poderes más allá de lo humano- dijo Ejavra.
-Yo soy orco- dijo Zug.
-Yo también- agregó Burgen.
-¿Qué quiere Vekna?- preguntó Nike- ¿Para qué quiere traer al Jurgenot?
-Debe estar buscando la espada de Zariel.- dijo Ejavra.
-¿Y si quiere una espada por qué no se la entregamos?
-Porque es una espada celestial y ella es la diosa de la muerte.
-Entonces vayamos a buscar esa espada, antes de que ella la encuentre primero.
-Un lugar purificado, debe estar en St. Gernaut- dijo Lile.
-¿Y qué estamos esperando? Vamos Lile- se apresuró Nike.
Y junto a ellas fue también Shanna. Las tres chicas se encargarían de buscar el arma que tanto quería Vekna. (4)
A la reunión se sumó Luneth quien les informó que habían recuperado Lessender. Iskander aprovechó para preguntarle:
-¿Qué formas hay de patearle el trasero a Vekna?
-Solo Kuman puede hacer eso.
-¿Y quién demonios es Kuman?
-La mano derecha de Vekna.
-¿Y cómo podemos ir a hablar con él?
-Yendo a Lennerkaus. Pero no tienen forma de llegar allí rápido.

A Burgen le encomendaron la tarea de unirse a los orcos del otro lado de las montañas, así que se reunió con su líder.
-¿Sabe quien soy?
-Sí, Burgen hijo de Krugen.
-Le devuelvo la cortesía que tuvo con nosotros- le dijo y miró a Uria. Luego le entregó el mapa donde indicaba la estrategia a seguir, todo escrito en orco.
-Quería saber si disponemos de su ayuda- le preguntó.
-¿Nosotros que seríamos?
Burgen le señaló la línea en el mapa.
-Tendríamos que tomar Agún.
Y Burgen junto a Témpano fueron junto al capitán orco que montaba un gigantesco jabalí.
Cuando pasaron por Nuredum los wargos se pusieron nerviosos. Tenían miedo de ese lugar. Al llegar a destino, los recibieron las flechas de los cadormen.
Mientras Zug llegaba al lago, planeaba poner bombas en él con barriles para estabilizarlas, de eso se encargó junto a sus ayudantes.

Nike, Lile y Shanna aparecieron en St. Gernaut. La ciudad estaba en llamas y todo era un caos. A la estatua de St. Cuthberth le faltaba la cabeza. La gente se había sublevado, se estaba vengando de todas las atrocidades cometidas en ese lugar en nombre de a diosa. Muchos habían aprovechado para saquear los lugares santos.
Corrieron hacia el altar principal a buscar la espada. Un niño pasó corriendo frente a Nike y ella lo agarró de la muñeca:
-¿Dónde está la espada?
-¿Qué? Yo no sé, alguien se la habrá robado.
Vio que había una pequeña puerta detrás del altar, estaba abierta. Vio a Vekna que había ido a buscar lo mismo que ellas.
-Si buscan la espada aquí no está, deberían buscar en algún lugar donde haya más dinero.
¿Habían vendido la espada? Eso no le sorprendía. Vekna desapareció y antes de marcharse Lile dejó ese lugar santificado.

Iskander habló con Aiko antes de marchar nuevamente hacia el sur. Se sorprendió cuando ella le dijo que Emme les había dado la libertad. Ahora cada una de las cuatro naciones iban a tener su propio gobierno, Sviden no iba a regirlos más.
-Me conmovió, yo no sabía lo que quería ella.
-¿Qué quería?
-Emme quería estar con su marido original.
-¿Broker?
-No, Balder.
-Que “casualidad” se llama igual que mi padre…- pero él prefirió no saber nada más al respecto ¿su padre había estado con Emme?
-¿Vos estás bien?- le preguntó.
-Sí, ¿cómo está Daisuke?
-Está corriendo por el castillo ¿qué te pasó en los ojos?
-No soy Aiko Tamasaguro.
-No entiendo ¿entonces quién sos?
-Según las viejas de mi pueblo a mí me tocó el don de hablar con los espíritus, ellos me dan poderes- luego agregó- Yo firmé los documentos, ahora el reino va a quedar a nombre de Goran, para que instale una democracia. (5)
-Ahora debo irme, cuando estés bien te vendré a buscar.
-¿Vas a venir conmigo?
-Si la situación lo permite lo haré.

Iskander se encontró con un scout orco que le dijo que el campamento Tauran era mucho más grande de lo que esperaban y que los cadormen habían tomado Agún. Así Iskander partió con los warforged a unirse a Burgen, mientras el resto del ejército siguió camino hacia el sur. A lo lejos vio a los Taurans cargar contra los cadormen y pensó “Mejor que se maten entre ellos”. Pero también le dispararon a su contingente.
-¡Quiero hablar con su líder ahora!
Un cadormen se asomó a la muralla.
-¿Quién es?
-¡Iskander de Lessender!
Pero los cadormen continuaron disparando, se cubrieron con los escudos y comenzaron a ingresar a la ciudad. Pidió hablar nuevamente con su líder y le señalaron una torre. Camino allí vio a Orión muerto y empalado en una plaza. Buscó el aura más poderosa de ese lugar y la encontró abajo, decidió tomar por las cloacas.
-No vengo a matarlos aparezcan- dijo Iskander, pero no obtuvo respuesta.
Burgen sentía que algo andaba mal.
-¿Doy la orden?- le dijo el capitán orco.
-Abran la maldita puerta. Como sea.
Burgen cargó sobre sus hombros a Ejavra y ambos se dirigieron a buscar a Iskander.
-Siempre tardás una barbaridad de tiempo- le dijo Iskander- odio profundamente a casi todos los cadormen.
-¿Qué ocurre?
-Parece que abajo están llamando a alguien.

Y así culmina una aventura más, Iskander y Burgen yendo a las profundidades de Agún. Burgen ya conocía las cloacas, pero Iskander jamás había pisado ese lugar. Los acompañaba Ejavra, no por decisión propia, el orco la había llevado sobre sus hombros hasta allí.
Nike, Lile y Shanna estaban en búsqueda de la mítica espada de Zariel que desapareció de St. Gernaut, no tenían idea de que pudo haber sido de ella, aunque Nike parecía saber donde empezar a buscar. Si había alguien con el suficiente dinero para adquirir un objeto como ese era Lord Giberson, tendría que regresar a Josper. Lo importante era que evidentemente Vekna tampoco la había conseguido, tenían que encontrarla antes o no podrían hacer nada contra ella y su deseo de “ir al cielo” para cumplir quien sabe que odioso objetivo.
Zug intentaba detener el avance de los Taurans, por ningún motivo debían pasar por Josper, las montañas eran su última defensa natural.
Y todos a esta altura se preguntaban “¿Dónde demonios está Jazir?”

(1) ¿Desde cuando Iskander está casado con Aiko? :P
(2) Sí, estaba medio paranoica, qué quieren, le dijeron que había matado a su propia madre XD.
(3) Como si Nike nunca hubiera visto un orco desnudo XD. Es su pasado oscuro, no pregunten jajaja
(4) –“Voto para que el soundtrack de esta parte sea ‘Las chicas solo quieren divertirse’” (Gonza dixit)
(5) Hay que avisarles que está comprobado que no funciona XD

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