Haradim II

El regreso de los héroes

jueves, 12 de febrero de 2009

Fecha 4: 08/02/2009

Lile

Shezabe abrazó a su hija, ella lloró desconsoladamente luego de enterarse de la muerte de su amiga en Agún. El regreso a Rittardast fue triste. Iskander y Burgen tuvieron que lamentar la muerte de Milo y Anya, dos caballeros de Haradim que habían caído en Armellas.
Iskander envió scouts, con Mael a la cabeza, a investigar; los informes fueron llegando, Armellas ahora estaba ocupada por setenta mil orcos. Iskander vio a los Taurans, eran unos ciento cincuenta mil descansando en Nuredum. Los orcos de Agún se dirigían inevitablemente hacia Van, mientras que en el Norte, treinta mil orcos y ciento veinte mil no muertos habían tomado Hemdial y se dirigían a tomar Lessender. Iskander aún no entendía porque Torin había permitido que tomaran el paso. Sus órdenes habían sido bien claras.
Burgen tomó la punta de flecha que le diera Anya y la enganchó con una cadena a la espada. Miró hacia Armellas y caminó hacia allí, solo. Lo menos que podía hacer por sus amigos era ir a rescatar los cuerpos.
Habían pasado tres horas de la muerte de Emme. Lile ayudaba a los heridos, pero eran demasiados, no había la estructura suficiente para tratarlos a todos. Nike estaba aún con su madre, ella le dijo:
-No debes llorar, a Selene no le hubiera gustado…
-Lo sé, ella me diría que siga adelante, pero no es tan fácil…
-Yo sé lo que es perder a una amiga, lo que es perder a un esposo…
-Yo también lo sé.
-Y a una hija.
Nike no podía responder a eso pero pensó que tenía que combatir por todos los que habían muerto, incluida Selene, le dijo a su madre:
-Voy a ir a hablar con Iskander, hay que ir a buscar a las reinas.
-No te preocupes por eso, yo me encargo de las reinas.
Cuando Goran llegó a la sala del consejo Iskander miraba el mapa de Haradim, sobre él movía piezas como si de un tablero de ajedrez se tratara.
-Todavía nos queda una frontera natural, solo tendrían dos pasos, Firehorn y Josper.
-Sería bueno saber quién es su líder ahora.
-Aún están en pie los no muertos, hay alguien más controlándolos…
-Menospreciamos a los orcos.
-No, no los menospreciamos. Lo que quiero ahora son nombres, quiero saber quién está controlando a los no muertos.
-¿Demonios?
-Probablemente… Ahora fuera de la misión… ¿qué pasó con tu mujer que me llamaste llorando?
Él lo miró mal, pero a su vez le contó lo que había pasado en Agún y de cómo Nike había desaparecido para irse con el tal Orión D’zees. Aunque también admitió que era bueno en combate. Iskander se preguntó si debían esperar que alguien más aparte de los cadormen y los orcos intentaran invadir su tierra.
-¿No te molesta que solo deje viva a tu mujer y haga un genocidio de cadormens?
Goran obvió el comentario.
-Debe haber otra fuente… quizás en Nuredum.
-Pero cómo… Hubiéramos visto algo tan grande- le dijo Iskander.
-No lo sé, pero allí tiene que haber algo más.
-Hubiéramos ganado en Hemdial de no haber sido por los no muertos. Entonces hay que ir a Nuredum… yo iré hacia allí. Te dejaré a ti o a Burgen a cargo del ejército. Si voy solo voy a tener más movilidad.
-Nuredum está infestado de Taurans.
-Sino me voy a llevar a la pendeja, a Lile.
-Yo preferiría dejarla acá. Mejor reuní a tu grupo.
-Tendría que llevarme a tu mujer…
-Yo también voy a ir.
-¿Dónde estará ese orco?
-Burgen está yendo hacia el campamento enemigo en Armellas.
-Voy a buscarlo.
Nike vio a Iskander y a Zug salir de la fortaleza y les preguntó:
-¿A dónde van? ¿Dónde está Burgen?
-Burgen se dirige al campamento orco de Armellas, vamos a ir a buscarlo. Te estaba buscando tu marido, dijo que iba a matar a un tal Orión…
Ella lo miró seria, sabía que eso no era verdad.
-En fin, era para sacarte una sonrisa- le dijo el capitán. Ella sonrió pero él no alcanzó a verla, ya estaba ocupado en atar un pañuelo blanco a su lanza.

Cuando Iskander y Zug se acercaron al campamento vieron como los orcos apilaban cadáveres, a Iskander eso le recordó cuando tuvo que hacer lo mismo en Rittardast, hacía pocos días. Vio que los sobrevivientes se ayudaban entre sí y se tendían las cantimploras. Les salió al cruce un oficial orco.
-Iskander de Lessender, estoy buscando a uno de los míos, no está muerto.
-Zug, estoy con él. Estamos buscando a uno de nuestro campamento que creemos vino a parlamentar- le dijo Zug.
-¿Uno de ellos?- dijo el orco señalando a los heridos.
-No.
-¿Y cómo era?
-Un orco verde, con una espada gigante y un escudo con un fénix.
-Entonces debe ser ese que va a allá.
Iskander vio a Burgen y cabalgó hacia allí.
-¡Eh! Grandote ¿Qué vas a hacer?- le preguntó a su amigo.
-Vine a hacer lo que es necesario, buscar los cuerpos de nuestros amigos.
Burgen buscó a alguien importante, había allí un clérigo de Orogun. Iskander y Zug lo siguieron.
-No vengo a buscar pelea, vengo a buscar a mis amigos, no quiero pelear con ellos como no muertos. Aquí tiene mi espada- dijo y la clavó en el suelo.
-Pase- le dijo el clérigo- hay cosas más importantes por lo que preocuparnos.
Zug entró junto a Iskander y Burgen. Armellas era un cementerio entre piedras, se escuchaban aún los gritos de dolor, había gente viva debajo de enormes piedras. Humanos, orcos, todos por igual. Los cuervos revoloteaban ya sobre lo que había sido el campo de batalla, los perros comían de los cadáveres. Una escena dantesca.
Burgen buscó con clarividencia los cuerpos de Milo y Anya, estaban en la sala principal. Vio pilas de orcos en semicírculo atravesados por las flechas. Anya había caído sobre el cuerpo de Milo. Burgen los cargó sobre sus hombros y marchó, además pudieron llevarse los cuerpos de otros bermellones, la guarnición de caballeros de Haradim que habían peleado hacía ya muchos años en Agún. Iskander emitió una plegaria, Burgen jamás lo había visto hacer eso.
Cuando salió tomó la espada y le agradeció al orco que le había permitido el paso. Iskander quería quedarse un rato más y dejó los cuerpos sobre los caballos, Burgen los llevó a la fortaleza y Zug se quedó junto a él para ofrecerle de traductor.
-¿Le puedo preguntar quién es su líder? Me gustaría hablar con él.
El orco los dejó pasar y les indicó el camino. Llegaron hasta una carpa más grande que las demás.
-¿Sí?
-Venimos a conferenciar con su líder- dijo Iskander y Zug tradujo.
-¿Quién se quiere reunir con el señor?
-El capitán de la orden de Haradim.
-¿No es un enano el general?
-Él es el segundo.
El orco entró a la tienda y salió un rato después con dos mujeres orcas muy bonitas.
-Mi señor los va a recibir.
-¿Tenemos que entregar las armas no?- Iskander dejó todas sus cosas allí al igual que Zug, y entró a al tienda. Iskander hizo una reverencia al líder de los orcos negros.
-Iskander de Lessender.
-Lord Hardkom. Capitán de la orden del Fénix.
-Estamos en una guerra, desconozco los detalles pero creo que tiene que ver con “la tierra prometida”…
-Tiene que ver con deudas impagas. Vamos a ser francos, nuestro objetivo es salir del desierto.
-¿Y no hubo alguna otra forma de solucionar las cosas?
-Nunca tuvimos noticias favorables, nuestros emisarios jamás regresaron.
-He de reconocer que tuvimos líderes deplorables.
-Es lo que hemos podido realizar.
-Hay algo que no encaja acá, los no muertos no son del ejército suyo ¿ustedes estaban bajo las órdenes de Emme?
-Mis líderes también tuvieron diferencias, ahora nosotros no sabemos cómo volver atrás. Y según sabemos se han liberado demonios en el trayecto.
-¿Cuántos demonios se han liberado?
-No lo sé. Los Taurans fueron los que pactaron con los demonios.
-Si siguen queriendo atacarnos vamos a tener que defendernos.
-Pero ahora los líderes han cambiado- dijo Zug.
-Yo tengo que cumplir órdenes- dijo el orco señalando el símbolo de Orogun.
-Se hará lo que se tenga que hacer, me interesa más el asunto ese de los demonios, en eso podríamos compartir información.
-Las respuestas a eso tienen que buscarlas en la ciudad maldita.
-¿Podemos dejar todo en calma hasta entonces?- dijo Zug.
-Si quieren una tregua que así sea, tienen seis días.
El orco se despidió y le entregó un libro a Iskander, él no sabía leerlo, pero dijo que buscaría un traductor.
-Uria es una de nuestras sacerdotisas- dijo mientras salían de la tienda- ella como yo no apoya esta guerra, llévenla con ustedes.
Iskander le besó la mano.
-Muchísimas gracias por vuestra ayuda- le dijo al orco y los tres se encaminaron hacia Rittardast.
Nike vio que Burgen regresaba con los caballos solo, corrió hacia la puerta temiendo lo peor, Orión y Goran la siguieron. Pero lo que le dijo el orco no fue lo que esperaba.
-Burgen ¿qué pasó?
-Cadormen ¡A un lado!
Nike se quedó callada, ella no tenía derecho a decirle nada a Burgen, su familia era en gran parte culpable de todo lo que estaba pasando. Las palabras del orco la hirieron más de lo que hubiera deseado. Se quedó pensando en eso durante bastante tiempo. Goran ayudó a Burgen con los caballos, ella se quedó en la puerta, inmóvil.
Lile se encontró con Burgen y él le dijo que había ido a buscar a sus amigos, que no era su intención pelear con ellos como no muertos. Lile le dijo que los podía traer, y él le mostró el mechón de pelo blanco que se le había teñido al traerlo a él nuevamente desde Estigia.
-Voy a necesitar a Témpano- le dijo- Ahora está en Lessender.
Ella entendió lo que le estaba pidiendo y en un abrir y cerrar de ojos llegaron a la ciudad. Estaban en el medio de una guerra. Luneth estaba defendiéndola, pero no parecía que iba a durar mucho más en pie.
-Vine a buscar a mi montura, con permiso.
-Dejame que yo me quedo acá- dijo Lile y se paró a arrojar rayos al lado de Luneth. Una disparaba rayos azules, la otra, rayos rojos, y los no muertos caían, pero allí donde caían parecían surgir más.
-¡Témpano!- gritó Burgen al verlo, estaba mordiendo unos horribles perros, o lobos, estaba rodeado de orcos rojos, que Burgen supo que los llamaban así porque se bañaban en la sangre de sus víctimas. Témpano estaba parado sobre cuatro de ellos.
Burgen se subió a su montura y le ordenó:
-Muchacho, cono de frío.
En su camino hacia Lile se encontró con Ulfen y algunas Valkirias. Una de ellas estaba herida y Ulfen la subió al wargo de Burgen, en ese momento, lo atravesó una lanza por la espalda, y cayó.
Burgen se metió a la ciudad, llegó a la terraza y vio como los no muertos se abrían paso y penetraban las defensas, no terminaban de llegar, y llegaban hasta donde llegaba el horizonte, eran demasiados. Vio como las Valkirias se abrían paso y le dijo a Lile:
-Lile, limpia eso, ayuda, hay que traerlas.
Él salió y cargó con el wargo hasta llegar a ellas y ayudarlas a regresar a la ciudad, Lile le ayudó a abrirse camino. Lile y Luneth paradas arriba de un Kodo comenzaron a arrojarles meteoritos desde el cielo, pero ya no había nada que hacer, la ciudad se perdería. Los barcos comenzaron a cruzar el lago y llegó un momento en que solo quedaban tres barcas.
-Hay que replegarse- dijo Burgen.
En ese momento llegaron las quimeras de Alessia, la guardia púrpura de Morwell, pero así como llegaron así también su luz se apagó, enseguida los no muertos los encerraron y sus vidas se perdieron.
-Llévensela.
-No te podés quedar- le dijo ella.
-¡¡No!!
Pero Lile ya lo había transportado otra vez a Rittardast. Iskander lo vio aparecer a Burgen, subido a Témpano y cubierto de sangre.
-Fui a buscar a Témpano, evacuaron Lessender, cayeron los caballeros púrpura. Lile se quedó con Luneth.
Iskander intentó buscarla con clarividencia pero no la encontró. Vio que Lessender se había perdido.
-Tenemos seis días de paz- le informó su capitán- Tenemos que ir a Nuredum.
Iskander fue a buscar al resto y lo vio salir a Goran de la sala del consejo, estaba furioso. Entró y lo vio a Torin fumando de la pipa, jamás lo había visto tan enfadado.
-Mirá estamos mal- le dijo al enano- así que organizá las defensas mientras yo me encargo de otras cosas más importantes. Si te tranquilizás y empezás a mirar el mapa quizás puedas hacerlo mejor.
-Estamos rodeados de idiotas- le dijo Goran cuando habían salido de allí. Se reunieron todos en otro salón y Burgen le susurró a su capitán.
-Me dijo Lile que quería traerlos.
-¿Revivirlos?
-Yo no se lo pedí, ella se ofreció.
Cuando fueron a buscar a Lile ella había comenzado ya el ritual. Luneth, Milo y Anya estaban ahora en una especie altar, ella tenía los ojos fijos al frente y cuando volvió en sí su cabello estaba completamente blanco. Los tres despertaron violentamente. Anya lo vio a Burgen allí y se tiró encima de él, lo abrazó y lo besó llorando.
-Bienvenido otra vez- le dijo Iskander a Milo- Dijiste que ibas a aguantar en Armellas y te moriste. Es bueno tenerte de nuevo entre nosotros.
-¡Tonta me asustaste!- le dijo Nike a Lile y la abrazó.
-Alguien tenía que hacerlo- fueron sus palabras.
Pero el precio de esas dos vidas había sido muy alto. Lile miraba a todos fijamente, su mirada era muy extraña, había estado en Estigia, dos veces en los últimos dos días. Eso no podía tener buenas consecuencias.
Iskander dejó a cargo a Milo en Rittardast y le dijo que vigile las acciones de Torin, después de todo había sido él el que no fortificó bien el paso.

Otra vez el mal parecía anidar en Nuredum, una vez más tendría que pisar esa tierra de muerte, parecía que todo siempre los llevaba hacia ese cementerio. Nike había sugerido una entrega de prisioneros luego de enterarse de que el lugar seguía infestado de Taurans, pero eso era muy peligroso. Goran sugirió tomar nuevamente el paso de Hidden Forest por debajo de las montañas, el mismo que algunos del grupo ya habían tenido que recorrer más de una vez. A Nike no le hacía ninguna gracia tener que volver a ese lugar, además le traía demasiados recuerdos que no quería que afloraran. Cabalgaron hasta allí y cuando llegaron a la entrada que Goran ya conocía bien, les dijo:
-Aquí tendremos que dejar las monturas.
-Cuídalos, si se complica la situación, regresa- le dijo Burgen a Témpano. Él pareció entender a su compañero porque no se movió cuando avanzaron.
Caminaron sobre la nieve, algunos se hundían en ella y se retrasaban. Zug pidió que lo ayudaran con la carga de explosivos que había llevado con todas las intenciones de volar lo que quedaba de Nuredum. Burgen y después Iskander se ofrecieron para ayudarlo. Lile iba mirando fijamente al frente, parecía que no pestañaba.
-Lile ¿estás bien?- le preguntó Nike una vez más. La veía cada vez más extraña. No había sido una buena idea que entrara al “otro plano” a buscar a Milo, a Anya y a Luneth. Seguramente eso era lo que temía Eglas cuando le decía que no utilizara su poder. Pero ahora ya no había nada que hacer, estaba hecho.
-Ahí abajo hay algo muy malo- le dijo Lile. Nike pensó que cómo habían podido ser tan tontos como para que se les escapara un faro tan evidente como el que parecía sentir su amiga.
-¿Cómo pudimos dejara pasar esto?- dijo Goran que también parecía sentirlo.
-¿Viste? Hablábamos de que Rittardast no destruyó las madrigueras y ahora mirá esto- le dijo Iskander.
-No se hagan problema, cuando vea esa cosa la voy a destruir- Lile estaba completamente desquiciada, o eso parecía. Nike pensó que tanto poder iba a enloquecerla ¿pero qué podía hacer ella? Siguió avanzando, lo único que importaba ahora era destruir lo que fuera que estuviera allí abajo.
Continuaron descendiendo, más y más. Pasaron varias horas y se detuvieron a descansar en un refugio, aquel mismo que habían usado quince años atrás. Había muchos recuerdos allí, y faltaba Selene… Nike se sentó al lado de Iskander. Él no parecía querer dormir y ella tampoco iba a poder hacerlo.
-Siempre terminamos en el mismo lugar- le dijo ella.
-Perdoname si te dije muy duramente lo de Selene.
-No te preocupes, cualquier forma hubiera dado igual. Sería bueno que duermas un rato, te puedo relevar.
-No voy a dormir.
Nike recordó las palabras de su tío, se había firmado una alianza o algo de eso entendió y ahora Jazir era el “tutor” legal del supuesto hijo de Iskander.
-Nuestras familias son un desastre.
-No considero que mi familia sea un desastre, ni siquiera conocí a mi madre…
-Yo tampoco, a mí me abandonaron a los dos años, no conocí a mis padres y ahora se supone que tengo algo que ver con una casa de Garrat.
-Yo también tengo que ver con Garrat, mi madre es Jaraven, quizás hasta seamos parientes.
-No me parece extraño- le dijo sonriendo.
-Pero vos ahora tenés a tu madre.
-Lo sé, y vos la tenés a Aiko y a tu hijo.
-Daisuke no es mi hijo…
-Por favor, es evidente, el niño se abrazó a tu pierna cuando Aiko llegó. Y cuando estábamos juntos ella se ponía demasiado celosa. Además no importa si él es tu hijo o no, él te quiere a vos.
-¿Con él también?- dijo Goran que llegó a donde estaban ellos y la abrazó.
-Cuando estuvimos de viaje, Aiko se ponía celosa cuando hablábamos.

Goran les dijo a todos que debía dormir debían estar listos para el día siguiente, lo iban a necesitar. Durmieron algunas horas y prosiguieron, había que seguir bajando. Llegaron a un pasillo que daba a la muralla de Nuredum. El pasillo estaba levantado unos quinientos metros sobre el nivel del suelo, debajo corría un arrollo y vieron pasar más y más Taurans. Avanzaron con cuidado, primero cruzó Goran y Nike lo siguió. A Zug y a Burgen se les complicó un poco por la carga pero lograron pasar sin problemas. Pasaron por una reja y siguieron bajando hasta llegar a una pasarela enrejada, toda retorcida por el calor. Abajo había doce pisos de tumbas, varios cables salían de ellas parecían una fuente de alimentación.
Ese lugar seguía siendo igual de tétrico. Cada vez que bajaban más Nike veía a Goran más raro.
-Goran ¿estás bien?- él no le respondió- Goran…
Él la miró confundido.
-Sí, estoy bien, me duele mucho la cabeza…- Era evidente que esa cosa, fuera lo que fuera lo estaba dañando. Ella caminó a su lado a partir de entonces.
Cuando llegaron al final de ese horrible edificio vieron que era de roca sólida. Pero Iskander escuchó ruidos de lo que parecía ser un corazón. Zug y Jazir también lo escucharon.
-Hay algo vivo aquí, creo que estamos adentro.
Lile estaba rasguñando la “pared” y le arrancaba pedazos.
-Lile, no lo despiertes, esperemos hasta llegar al centro.
-Podemos dañarlo desde aquí- dijo y le hizo un tajo a la pared de la que comenzó a salir un líquido verde. Nike recordaba eso del domo que habían destruido pocos días atrás. Lile ya estaba bañada en esa cosa, agarró lo que parecía una “vena” o “cable” y lo rompió. El líquido verde se empezó a cristalizar.
-¿Por qué no buscamos un lugar estratégico donde colocar las bombas?- sugirió Zug, pero la realidad era que no sabían en que parte del cuerpo de esa criatura se encontraban. Iskander usó clarividencia para ver hacia abajo. Vio miles de no muertos, otros estaban más humanizados. Cuando bajó más sintió una energía que golpeó directo a su mente y lo dañó.
-Abajo está lleno de bichos- y relató lo que había visto- Hay un sello con forma de estrella de cinco puntas, y muchos no muertos como con los que peleaste en Hemdial- le dijo a Burgen.
A medida que bajaban más con las sogas, Zug escuchó unos ruidos extraños, eran unos horribles gusanos que comenzaron a salir de las paredes. Jazir los apresuraba para que fueran más rápido. Muchos de estos gusanos comenzaron a entrar, hacia abajo Iskander vio un destello de luz blanca, como la de los gusanos que se estaban preparando para atacarlos.
-Esos son unos gusanitos no muy gratos, me parece que ya saben donde estamos- lo miró a Burgen- ¿vamos?
-Vamos. Goran ayudanos con telekinesis.
Burgen se tiró e Iskander fue tras él. El escudo al frente, la fullblade hacia delante, Iskander tras él con la lanza sobre su hombro y como si fuera poco también llevaron a Zug. Todos cayeron por el agujero. Lile llevaba a Luneth y Jazir convocó a un murciélago del plano de las sombras. En las sogas solo quedaban Goran y Nike. Ella se abrazó a él con un brazo, y con el otro desenfundó una cimitarra.
-¿Confiás en mí?
-Sí- le respondió ella sin dudarlo.
Goran saltó, pero se desbalanceó y golpeó contra una de las paredes, y se vio obligado a soltar a Nike. Ella entró al plano de las sombras, decidida a llegar antes que el resto al fondo.
-¡Nike!- gritó Goran, ya no podía verla y voló hacia el techo a enfrentarse a los gusanos, sus alas doradas desplegadas. Jazir entró al mundo de las sombras, para seguir a su sobrina.
Cuando Nike llegó al fondo, casi al mismo tiempo que Jazir, vio a una mujer morocha de ojos verdes que recitaba sobre el sello que había visto Iskander. Se acercó a ella y le dijo:
-¿A quién estás trayendo?
-¿Quiénes son ustedes?
-Te pregunté a quién estás trayendo.
Nike sintió una fuerte energía que la arrojó contra una pared- al menos ella había dejado de convocar a lo que sea que estuviera llamando.
-A un señor de la oscuridad, no creo que entiendas lo que es eso.
-¿Para qué? Ya es suficiente con todo lo que nos está destruyendo como para agregar algo así.
-Es la única opción que nos queda para detener todo esto.
-¡No! ¡No lo traigas!
Cuando llegaron Lile y Luneth, vio que la elfa estaba pálida.
-Lo siento Luneth, ellos no quieren esto, no quieren que lo traiga.
Usó su báculo y destruyó el sello. En ese momento los demás llegaban al fondo.
-¿Usted convocó a ese ejército de no muertos?- le preguntó Iskander.
-Ese ejército no lo convoqué yo.
-¿Entonces quien fue?
-Debe haber sido su líder…
-Emme.
-No puede haber sido ella, yo la maté- dijo Nike.
-¿Están seguros?- dijo la mujer. Iskander se quedó pensando.
-Yo la vi morir frente a mis ojos- continuó Nike.
-¿Y sino era Emme? ¿No hay acaso alguien igual a ella?
-¿Estás queriendo decir que matamos a Shezabe?- le dijo Iskander.
Ella lo miró confirmándoselo. No había otra razón de por qué seguían en pie los no muertos. Nike miró a Jazir, él parecía creer que era posible.
-Eso significa que Emme está ahora con las reinas- Iskander se puso a reír de impotencia. Nike lloró, todo lo que había intentado contenerse después de lo que había pasado con Selene desbordó. No era posible, y si lo era, ella había matado a su propia madre.
La mujer les dijo que al parecer los “pluma de plata” quería acabar con Garrat. Garrat, todo llevaba allí. “Aquellos que nacen marcados son los que van a traer balance al mundo”. Acto seguido les entregó unas piedras y les dijo que si las llevaban con ellos, al morir su alma quedaría atrapada allí para siempre, no verían Estigia, sino que vivirían junto a los guardinales.
Nike no tomó la piedra cuando ella se la dio, solo pensaba en esos momentos “¿Maté a mi madre?”. Decidió que ya no podía seguir pisando esa tierra de intrigas y traiciones, ya no quería sufrir más, ya había sido suficiente. Si nadie podía darle una respuesta, si ya no podía confiar en nadie, solo había una opción. Era momento de irse de allí, iría hacia Garrat. Pero antes iba a decírselo a la única persona que le importaba que lo supiera.

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